Luego del anuncio del restablecimiento de las relaciones militares entre Bogotá y Caracas, las autoridades de lado y lado de la frontera se enfrentan a grandes desafíos.
Idaed / Elespectador
Los enfrentamientos entre grupos guerrilleros, además de la presencia del contrabando, el narcotráfico y la trata de personas, entre otras problemáticas más, son algunos de ellos.
Ya se sabía que Colombia, bajo el mandato de Gustavo Petro, trabajaría por restablecer las relaciones con Venezuela. Desde el ámbito diplomático, se pretende nombrar embajadores y reabrir ese canal que está roto desde 2019, cuando Nicolás Maduro, en febrero de ese año, ordenó que salieran todos los representantes colombianos del vecino país.
Ahora, dos días después de la posesión presidencial, se sabe que Bogotá y Caracas reanudarán sus relaciones militares y con ello, por lo menos, hay dos retos grandes: la seguridad en la frontera y la lucha contra el crimen organizado.
Un año después de que los lazos diplomáticos se rompieran, ya la violencia en la frontera era un tema de preocupación. Así lo documentó la Fundación Paz y Reconciliación, en el informe Situación de seguridad y migración en la frontera Colombia-Venezuela, en donde se lee que en los 24 municipios fronterizos de Colombia fueron asesinadas 472 personas, entre ellas 63 venezolanos; 24 fueron masacradas, 1.365 fueron desplazadas y 13 fueron secuestradas.
La zona de frontera de Norte de Santander–Táchira fue identificada como una de las más complejas en materia de derechos humanos, pues es donde confluyen las estructuras armadas ilegales y las economías ilícitas.