La izquierda latinoamericana no desiste de sus planes. Los resultados electorales a favor del candidato del correísmo, Andrés Arauz, en la primera vuelta de los comicios presidenciales de Ecuador sirven de gasolina al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) para incitar al comienzo de “la rebelión del sur” que les permita acariciar la “esperanza de integración verdadera”.
RL / Idaed / Granma
Esa es la propuesta en la que se enfoca el último boletín de la organización política que representa al régimen de Nicolás Maduro. En el documento «informativo» de 15 páginas difundido a través de la página web de la tolda roja (en formato descargable) se señala que este año estará “cargado de un profundo simbolismo y al mismo tiempo de grandes desafíos para las fuerzas revolucionarias” que requerirán de la “movilización de los pueblos en rechazo a la imposición de recetas neoliberales”.
De esa manera, los socialistas enfrentarán un escenario que “persigue” el debilitamiento de las instancias regionales de integración con la “complicidad de las oligarquías lacayas del continente” como parte de una “una estrategia que, sin duda, va más allá de quien sea el huésped de la Casa Blanca”.
Tema de debate
La arenga del documento traspasa el papel y es vociferado en las reuniones previas al Congreso Bicentenario, en el que plasmarán sus metas para el periodo 2021 – 2030 para construir la “patria grande”.
Sin disimulo se declaran en una «etapa idónea para dar el salto cualitativo y cuantitativo en lo político» que les facilitará la organización de un movimiento que multiplique en la región que «el socialismo es la respuesta a la opresión histórica de las elites burguesas». En el video promocional del Congreso piden «expandir la fuerza popular por la patria y la revolución».
Tiempo crucial
Para el partido de Maduro “urge la defensa y el impulso de la integración regional y de ese mundo multicéntrico y pluripolar” donde “los patriotas de este tiempo deben estar a la altura del grande desafío histórico”.
Están claros en que “las revoluciones tienen grandes avances en la historia pero tienen grandes retrocesos. Pero, estos retrocesos le sirven a los movimientos sociales y a las fuerzas mayoritarias organizadas, para aprender”.
Se saben en un “momento clave” para retomar las alianzas que en el pasado establecieron Hugo Chávez, Fidel Castro y Rafael Correa a través de instituciones como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA – TCP).
Ahí Ecuador es la ficha principal en el ajedrez comunicacional de los rojos. A su militancia le explican que Andrés Arauz en Quito es el abanderado de una “revolución ciudadana” y en su figura radica el “reimpulso” del socialismo del siglo XXI. Vaticinan su ascenso a la presidencia con el argumento de que los ecuatorianos conocen el impacto de un gobierno de derecha en el poder en alusión a Lenin Moreno, quien se distanció de las directrices de su padrino político Rafael Correa.
Cuento a favor
De Moreno hacen mella en este apartado que corresponde a la edición 258 del partido de la cúpula chavista. Lo culpan de “traición” por abandonar “la responsabilidad” del proyecto político de Correa, a pesar de que era un hombre de confianza y «camarada bolivariano» declarado.
Les duele y lo recalcan. Señalan a Moreno por infringir hasta los postulados de Muelita Sáenz porque su traición como la de los “malinches” causó un retroceso de por lo menos cuarenta años, en cuanto a los «logros sociales, políticos, económicos y culturales» del Ecuador. En su cuenta en Twitter, el PSUV lo vapulea
Amiguismo en bonanza
Lo que plasma el PSUV en su boletín da para todo. Va de lo ambiguo a lo manipulador sin puente. Afirman que “los pueblos saben que la traición sucumbe ante la historia y los ecuatorianos ya han vivido en carne propia el inferno del capitalismo”.
A las bases también le venden que Ecuador, Argentina y Nicaragua “disfrutaron de las garantías ofrecidas por los gobiernos de izquierda” de Rafael Correa, Néstor Kirchner, Cristina Fernández y Daniel Ortega y después sufrieron “consecuencias nefastas” con Mauricio Macri, Lenin Moreno y Violeta de Chamorro en 1985.
Van al pasado para justificar el presente. Se amparan en que “los reveses” son los causantes de la miseria y corrupción. Pero con el eventual triunfo de Arauz se abre una “nueva oleada” que implica un “nuevo respiro para los sancionados países latinoamericanos, asfixiados por las políticas injerencistas del imperialismo”. Así lo recalcan.
En ese punto repasan que además del régimen de Maduro, la izquierda está a salvo en Bolivia con Luis Arce y que Miguel Díaz-Canel mantiene “intacta” la revolución de Cuba. A esa ecuación esperan insertar a Arauz para dar a Suramérica “la mayor suma de felicidad posible”.
La victimización entre líneas
La comunidad internacional es la responsable de “demonizar los movimientos de izquierda” y de que sus líderes encajen en la calificación de “dictadores”. Esta es otra de las afirmaciones que se extrae del documento del Partidos Socialista Unido de Venezuela, el cual –como era de esperarse– pasa por alto prácticas comunes de estos regímenes como la violación sistemática de los derechos humanos, crímenes de lesa humanidad y secuestro de las instituciones que –en el caso venezolano– están documentados tanto en el informe de la Alta Comisionada de la Organización de Naciones Unidas (ONU) como en el expediente que evalúa la Corte Penal Internacional (CPI).
Desde su informe, que es de acceso público, aseguran que en el extranjero se despliega “un arsenal bélico psicológico de alta envergadura que busca destrozar las emociones del pueblo” porque “no ha habido una mañana, un mediodía, una noche, que no se vacíe un cúmulo de noticias negativas y, hasta cierto punto, torturantes sobre la conciencia de los venezolanos”.
Pero vale recordar que el chavismo cerró el principal canal de televisión del país, así como más de 32 emisoras de radio, ha llevado a la quiebra a decenas de periódicos por discriminación ideológica para facilitar la compra de papel y el monopolio comunicacional está en manos del Estado.
En líneas más confesas se victimizan por estar en medio de “un mar de manipulaciones, de engaños y de mentiras que persiguen generar matrices creadoras de zozobra, angustias, ansiedades, desesperación, que pulverizan la armonía, la tranquilidad y la convivencia como pueblo, como comunidad, como familia y hasta personal” porque “allí persisten los factores antichavistas del país y sus tentáculos internacionales”.
Un plan con pasos
El contenido que divulga el partido de Maduro lo inspira La Habana. Hace dos años, el diario del Partido Comunista de Cuba, Granma detalló que para consolidar a la izquierda era necesario “difundir con sistematicidad y creativamente los logros económicos, sociales y políticos de las experiencias de gobierno que por una razón u otra han sufrido reveses importantes, así como los de las experiencias de gobierno que perduran”.
También planteó buscar más mecanismos “eficientes” de organización, concientización y participación política de las bases sociales comprometidas, así como construir “consensos” con los segmentos de la sociedad que poseen más demandas e intereses afines, o potencialmente afines a los del «cambio revolucionario».
De esa manera, el órgano oficial estimó que se potenciaría la participación y estimularían los “esfuerzos emancipatorios y los ideales anticapitalistas” de los movimientos sociales y populares para avanzar en la “integración soberana de América”. Que eso ocurra depende hoy de una acción mayor: “concertar en cada espacio internacional que lo permita toda acción que debilite los niveles de dominación de Estados Unidos».
Es así como el chavismo pretende incitar a la «rebelión del sur» para exportar la miseria que ha llevado a más de cinco millones de venezolanos a huir del socialismo.
Por: Lic. Gabriela Moreno