El procurador Especial de Guaidó lo decía la semana pasada en Madrid. La posibilidad de perder Citgo es cero. Y algunos de los asistentes se tomaron la sentencia con cautela. Pero el procurador José Ignacio Hernández tuvo razón.
Esta semana, el gobierno interino de Guaidó se anotó dos grandes victorias en torno a Citgo. El plazo pactado en el tribunal del Distrito Sur de Nueva York con los tenedores del bono PDVSA 2020 y las nuevas medidas del gobierno de los Estados Unidos que amplían las condiciones de protección de la filial de PDVSA.
Es una señal financiera, que alivia al gobierno de Juan Guaidó. Y es una señal política. Porque perder Citgo es un golpe del que difícilmente podría recuperarse Guaidó. Así lo entiende la administración de Donald Trump y en consecuencia ha actuado. Si se pierde Citgo, la arremetida del régimen de Nicolás Maduro sería implacable.
Pero el plan de Guaidó, del procurador Especial, José Ignacio Hernández, de la junta ad hoc de PDVSA y Citgo y del embajador del gobierno interino en Washington, Carlos Vecchio, se va cumpliendo.
Pero Citgo vale la pena. Citgo es clave, dice Hernández, para la recuperación del país, para la recuperación de la industria petrolera. Citgo es clave para el plan de ayuda humanitaria. Citgo es una posición de principios. Citgo es al mismo tiempo una condición.
La que confirma que el gobierno interino aunque demanda la nulidad del bono no se niega a pagar lo que haya que pagar. Porque el gobierno de Guaidó, afirma, no repudia la deuda. Porque un país no se construye repudiando sus deudas. Y a Venezuela hay que reconstruirla.
El embajador Vecchio celebró las medidas comentando que “Citgo sigue siendo de los venezolanos”. El “Gobierno interino de Venezuela logra el fortalecimiento de medidas del Departamento del Tesoro de EEUU para la protección de Citgo y otros activos”, señala Vecchio en nota de prensa. Informó que este jueves la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Tesoro de los EEUU emitió nuevas regulaciones sobre las sanciones vinculadas a Venezuela que fortalecen y aclaran la prohibición de ejecutar cualquier embargo o acuerdo de embargo o liquidación, protegiendo aún más a las entidades de Citgo y otros activos de Venezuela.
Ya el procurador Especial había previsto esta opción cuando explicó, también, lo que estaba en juego en el tribunal. Se buscaba un plazo de un año, se consiguió menos, para que los tenedores del bono PDVSA 2020 no ejercieran acciones y en ese lapso buscar un arreglo. Pero aun con este escenario que podía resultar favorable (como en efecto lo fue), ni Hernández ni el embajador Vecchio se confiaron y siguieron trabajando puertas adentro del Departamento del Tesoro. Y este jueves alcanzaron esta nueva victoria.
-La pérdida de Citgo hubiese sido un golpe político mortal. Eso fue lo que nos llevó, a Vecchio y a mí, a insistirle al gobierno de los Estados Unidos sobre la protección.
Este es un mensaje que va en varias direcciones. Vecchio destacó que “esta aclaratoria y fortalecimiento de las medidas de protección de EEUU sobre Citgo es un logro del gobierno interino del Presidente Juan Guaidó para asegurar de manera más permanente los activos del Estado venezolano comprometidos ilegal e irresponsablemente por la dictadura de Nicolás Maduro, que ha puesto en riesgo el patrimonio de la nación”.
Y agregó que “la nueva medida del Tesoro de EEUU, que entra en vigencia el 22 de noviembre de 2019, especifica que la entrada en un acuerdo de conciliación o la ejecución de cualquier derecho de retención, sentencia, laudo arbitral, decreto u otra orden mediante ejecución, embargo u otro proceso judicial que pretenda transferir o alterar o afectar la propiedad o intereses en la propiedad bloqueada (…) está prohibido a menos que esté autorizado de conformidad con una licencia específica emitida por OFAC de conformidad con esta parte”.
Es un mensaje para los proveedores de Citgo. Para la banca. Para los tenedores de los bonos. Para el mercado. José Ignacio Hernández recordaba que en manos de Nicolás Maduro pocos o casi nadie querían trabajar con Citgo.
La junta designada por Guaidó logró revertir la situación. Se han mejorado las líneas de crédito. Citgo entró en normalidad operativa. Y volvió la confianza de los proveedores. La decisión del tribunal más las nuevas medidas de protección, fortalecen este marco de acción. Citgo vuelve a producir a dinero.
No ha sido fácil el camino recorrido. Costó trabajo. Reuniones. Tiempo. Convencer al Departamento del Tesoro del aspecto político. El propio Vecchio se quejaba hace unos meses de lo difícil que era el proceso, y ya se levantaban los críticos -los de siempre- de por qué no se había logrado la Orden Ejecutiva de Trump. Pero es que para la administración había principios de mercado y de derecho que eran inviolables, y aun así el Departamento del Tesoro cedió.
La lucha ha sido por pasos. Lograr que se reconociera -se ganó en un tribunal de Delawere– a la junta ad hoc designada por Guaidó. El pago bajo protesto de los intereses del bono PDVSA 2020. Declarar en la Asamblea Nacional el bono PDVSA 2020 que tiene como garantía el 50,1% de las acciones de Citgo.
Demandar la nulidad del bono y que se entendiera por qué se cambiaba de rumbo. La lucha en tribunales tampoco ha sido fácil. Se lucha contra intereses poderosos. Y contra los abogados de estos intereses y de los abogados de Maduro, que, reconoce José Ignacio Hernández, también son muy buenos.
Pero Citgo vale la pena. Citgo es clave, dice Hernández, para la recuperación del país, para la recuperación de la industria petrolera. Citgo es clave para el plan de ayuda humanitaria. Citgo es una posición de principios. Citgo es al mismo tiempo una condición.
La que confirma que el gobierno interino aunque demanda la nulidad del bono no se niega a pagar lo que haya que pagar. Porque el gobierno de Guaidó, afirma, no repudia la deuda. Porque un país no se construye repudiando sus deudas. Y a Venezuela hay que reconstruirla.
El régimen de Maduro y los críticos de Guaidó por ahora pueden guardar silencio. Les conviene.