El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, indicó que el Gobierno de Joe Biden comparte las preocupaciones sobre un supuesto intento de Rusia, Venezuela y Cuba para desestabilizar a Colombia y otros países de la región a través de Venezuela.
RL / Idaed / Bloomberg
Espías rusos expulsados de Colombia
Hace tan solo tres meses se conoció de una investigación realizada en Colombia, conocida como ‘Operación enigma’ que fue llevada en terreno por agentes colombianos de la Dirección Nacional de Inteligencia. También se supo que este operativo fue de alta confidencialidad, al punto que el Ministerio de Defensa no tenía pleno conocimiento sobre el desarrollo de dicha operación.
La investigación determinó que funcionarios de la embajada rusa eran espías dedicados a recabar información sobre la infraestructura energética, petrolera y de aguas de Colombia.
Aleksandr Belousov y Aleksandr Paristov estaban en la búsqueda de contratar personal que les ayudaran en sus labores, incluyendo la vigilancia y monitoreo con drones de varios puntos de la infraestructura petrolera y energética del país. Estos espías fueron finalmente expulsados del país.
¿Por qué infraestructura petrolera, energética y de aguas?
«Para Rusia, Colombia no es propiamente un destino de playa. Así que mi preocupación es que estén usando Venezuela para desestabilizar Colombia, para involucrarse en otros sitios de Sudamérica y espero que esta administración se concentre en los intentos de Rusia por desestabilizar a nuestros vecinos en el hemisferio occidental», añadió el representante Albio Sires.
Si Rusia ha tenido siempre nexos con la izquierda latinoamericana, no es un tema nuevo, la época de la Guerra Fría es un buen ejemplo, pero sí se evidencia un acercamiento renovado a Venezuela y Cuba, y que tiene operaciones desde allí hacia Suramérica.
Curiosamente los recursos que no tienen sus aliados, que viven en la miseria, son los que precisamente sus espías estaban observando en Colombia.
En septiembre de 2019 de acuerdo con cifras de la agencia Bloomberg, las ventas de petróleo venezolano cayeron hasta los 495.000 barriles diarios, lo que implica un retroceso hasta el año 1950, cuando se ubicaron en 488.962 barriles al día.
Por su parte Cuba, que no ha dejado de vivir en la miseria desde la toma del poder por parte de los Castro, hoy vive la peor crisis de su historia.
Según el Royal Institute Elcano, “Cuba sufre la peor crisis económica desde la ocurrida en los años 90 tras el colapso de la URSS (el ‘Período Especial’). Antes del COVID-19 las autoridades insistían en que la crisis era “coyuntural”, pero obviamente era estructural. En 2016-2019 el promedio anual de crecimiento del producto interior bruto (PIB) fue del 1,2 %, un virtual estancamiento.
El PIB mermó desde el 12 % en 2006, cuando Raúl Castro sustituyó a su hermano Fidel, al 0,5 % en 2019 y se proyecta por la CEPAL en un -3,7 % en 2020, frente a una meta oficial de crecimiento del 1 %. El promedio anual de crecimiento en 2006-2020, agregando la cifra negativa de CEPAL para 2020, se reduce al 0,3 %”.
La variable económica que impulsa la brisa Bolivariana
Todo lo anterior nos permite entender el desespero del régimen cubano y venezolano por desestabilizar a Colombia y tomar el poder en 2022. No es un asunto menor, por el contrario, para poder mantenerse en el poder, el futuro de Colombia resulta ser de vida o muerte para estos narcoterroristas.
Se están viendo todo tipo de alianzas para lograr su cometido, pero los meses que siguen en el país, marcarán el futuro de los colombianos, muchísimo más allá de «una simple elección» de 4 años de un presidente, será en 2022 el futuro de toda la región el que se juegue aquí.