Es difícil hacer una lista de algo, pues se corre el riesgo de dejar por fuera más de lo que se incluye, pero siempre es conveniente recordar lo básico, y tener recomendaciones sobre todo cuando esto nos puede salvar la vida, así como de otras malas situaciones frente a delitos.
RL / Idaed / DiarioLavoz
Debo comenzar por la recomendación cero, que es la base de cualquier estrategia y acción para vivir más seguros. Se trata de la prevención. De ella, deriva prácticamente toda recomendación. Y es así, porque la prevención es la forma más económica, de mayor impacto positivo y de efectos más duraderos que tiene la seguridad. La prevención además, es parte de un proceso consciente de aprendizaje, que una vez logrado, es irreversible y nos ubica en la mejor de las posiciones para asumir riesgos.
1. La vida vale más que un celular: en ocasiones perdemos las perspectivas sobre el valor de los objetos, más aun cuando son costosos o muy útiles para nosotros. Ningún bien material hasta el más apreciado, se compara con la vida. No nos pongamos por delante ni nos resistamos a la pérdida de un celular, un carro o unos zapatos. El material es efímero y puede siempre recuperarse. A precios de hoy, un celular de gama alta cuesta tres o cuatro años de salario mínimo. Es simplemente una tentación demasiado grande tener tantos bolívares en las manos.
2. Valora a tu familia: el hogar es la sede de la tranquilidad. Haz de tu familia una fuente de certezas. En un mundo lleno de incertidumbre, cuidar a nuestros seres más queridos debe ser nuestra prioridad. Ocúpate de saber dónde están tus hijos, qué hacen y quiénes los acompañan. Abre las puertas a compartir tiempo en familia. La cercanía es una forma de seguridad. Recuerda que lo que se quiere se cuida, se abraza y se besa.
3. Evalúa lo que te rodea: en estos tiempos complicados estamos obligados a entender el mundo que tenemos a nuestro alrededor. Aprende a estar en el aquí y en el ahora. Desarrolla conciencia del riesgo y enseña a otros a visualizar las consecuencias de exponerse a peligros innecesarios. Una característica de las personas previsivas es la capacidad de analizar rápidamente las consecuencias para la seguridad de las decisiones que se toman.
4. Exhibir el éxito tiene sus riesgos: cuida tu apariencia pero no derroches lujo. Vivimos entre tantas amenazas que hasta las más mínimas señales de estatus te pueden transformar en una víctima. Aprendamos a ser humildes al hablar y al actuar. Moderemos las palabras y la información que compartimos. En nuestra realidad actual las amenazas están en todas partes y no son fáciles de identificar. Recuerda que en estos tiempos de crisis económicas, hasta las personas más confiables pueden vender información a cambio de casi cualquier cosa y pasar de aliados a amenazas por unos cuantos bolívares.
5. Protege tu casa: haz de tu hogar una fortaleza. Invierte en protegerla. Allí viven tus personas más cercanas y guardas tus bienes más preciados. Una buena protección se inicia con una observación de las vulnerabilidades de nuestro lugar de residencia. Debe tenerse presente que las debilidades pueden provenir de la infraestructura, las personas, la falta de tecnología, los hábitos y hasta de nuestra inconsciencia del entorno.
6. La seguridad es más importante que el tiempo: ser precavidos puede tomarnos unos minutos más en nuestra rutina diaria. No es tiempo perdido, es una inversión. Sólo como ejemplo les digo que una buena parte de los hurtos a vehículos y viviendas ocurren a diario porque no nos tomamos el tiempo de verificar que las puertas estén cerradas. Estar apurados nos hace inconscientes de lo que nos rodea y por tanto más vulnerables. Reservemos tiempo consciente para visualizar nuestros hábitos. Siempre existen oportunidades de mejora.
7. Mantener es parte de la seguridad: cuidar lo que tenemos es parte de la seguridad preventiva. Cuando cuidamos, todo dura más, se incrementa el nivel de confiabilidad de las cosas de las que dependemos y enseñamos a otros a apreciar el valor real de los bienes. Que nuestro vehículo funcione adecuadamente lo hace más seguro. Que las luces de nuestra casa enciendan reduce los riesgos que alguien se oculte y nos aborde al momento de entrar o salir.
8. Diversión con mínimo riesgo es posible: pasarla bien no debe ser un deporte extremo. La diversión no puede tener como precio la vida. Consumir alcohol en exceso, permanecer en la calle hasta horas de la madrugada o visitar lugares peligrosos puede sobre exponerte y hacer de ti una víctima muy fácil. Si te vas a divertir, hazlo con un grupo de personas que se preocupen de tu seguridad y de la de ellos. Cuidémonos en equipo. Acompañémonos en el momento de regresar y aprendamos a reconocer la frontera entre diversión y ponernos en riesgo.
9. La calle no es para los distraídos: debemos entender que las ciudades de nuestro país son muy peligrosas. Cinco de nuestras urbes más grandes están en la lista de las cincuenta más peligrosas del mundo. Transitar desprevenidos, inconscientes del entorno y sin medidas mínimas de protección te convierten en la víctima perfecta. Gente caminando por la calle hablando por un celular que cuesta decenas de salarios mínimos es un ejemplo que veo a diario.
10. La noche y la oscuridad son peligrosas: la nocturnidad es por excelencia el espacio y el momento preferido por la delincuencia. De noche nuestras posibilidades de acción son menores y tenemos menos recursos disponibles. Dos variables necesarias para ser víctimas del delito es estar en el momento inoportuno y en el lugar incorrecto. Casi siete de cada diez delitos en nuestras ciudades se cometen entre las 7 de la noche y las 7 de la mañana.
11. Más vale viejo conocido: las estafas, fraudes y extorsiones están en todas partes. Sobra gente que ofrece dólares baratos, vehículos a precios inmejorables y electrodomésticos casi regalados. Son carnadas cazabobos para los que no están en el aquí y en el ahora. Antes de hacer algún negocio averigua quién es el vendedor, qué hace, chequea sus referencias. Cuídate de esos amigos recién llegados que vienen a ofrecerte el mejor negocio de la vida. La delincuencia muta en lugares y modos de operación. Si antes de hacer algún negocio, constatan elementos que no te cuadran, la mejor decisión es desistir.
12. Usa la tecnología a tu favor: hoy tenemos en nuestras manos más tecnología de lo que fue necesaria para enviar un cohete a la luna. Aprovéchala. Existen gran cantidad de aplicaciones que te permiten localizar a tus seres queridos, rastrear tu vehículo, encriptar tus comunicaciones, ver tus cámaras de seguridad instaladas en tu casa u oficina y cientos de opciones más, muchas de ellas gratis. Si ya eres un fan de la tecnología investiga un poco más y hazte también fan de la seguridad. Pregunta, averigua la experiencia de otros. En la web existen chats para todo, puedes asesorarte gratis.
13. No creas todo lo que ves en internet: sin duda alguna la web es el espacio donde todo se encuentra, incluyendo ciberdelincuentes esperando un descuido para vaciar tus cuentas bancarias o dañar irremediablemente tu reputación. No respondas a correos dudosos, no envíes información privada, establece contraseñas fuertes, no compartas fotos con desconocidos, cuida lo que tus hijos menores hacen en internet. Las amenazas ahora son virtuales, no sabes quiénes son ni dónde están. Una modalidad de extorsión es sustraer información que te pueda comprometer y luego intentar extorsionarte con ella. Hoy no existe nada más público que internet.
14. Es mejor esperar fuera del carro: en tiempos de secuestros no te expongas innecesariamente. Esperar dentro de los carros es una manera fácil de que te roben y te lleven. Si vas a buscar a una persona en la puerta de un edificio o local, llama antes y pide que espere protegido cerca de la puerta. De igual forma, no hagas largas despedidas al momento de bajarte del vehículo. No se lo pongas más fácil a los delincuentes.
15. El aire acondicionado es parte de la seguridad: el tráfico de la ciudad hace de las personas dentro de los vehículos víctimas muy fáciles de robar y agredir. Más aún cuando tienes los vidrios abiertos. Procura siempre llevar las puertas cerradas con seguro, los vidrios arriba y si es posible ahumados para minimizar la visibilidad. Evita fumar dentro del vehículo pues esto te hará bajar el vidrio y por supuesto repara el aire acondicionado de tu carro.
Espero que estas sugerencias reduzcan las posibilidades de que seas la próxima víctima perfecta, ponlas en práctica y no esperes pasivamente que otros vengan a resolver aquello que te corresponde asumir. Recuerda que estar alerta es un estado consciente y requiere un esfuerzo adicional mantenerse en el aquí y en el ahora.