Los ciudadanos debemos apoyar las buenas iniciativas en materia de seguridad cuando estas sean adoptadas conforme a derecho, respetando leyes e instituciones establecidas. Y los jueces simplemente realizan su trabajo
Todas las personas tienen derechos en una república. Aún las señaladas de delitos o que efectivamente los hayan cometido. Incluso las personas que se encuentran en los centros penitenciarios debe reconocérseles los derechos básicos mínimos como el respeto a la vida, a la dignidad humana y a la salud.
Y defenderlos no significa estar del lado de los delincuentes, sino simplemente ser respetuosos del Estado de Derecho y de las garantías que debe brindarse a estos por el hecho de ser personas.
La defensa de los derechos humanos es importante por varias razones. Primero, porque todos somos seres humanos y nadie puede despojar absolutamente de sus derechos a otra persona. Solamente la ley y los jueces pueden restringir derechos de manera limitada y temporal, cumpliendo todas las garantías de un debido proceso.
Este punto lo resumiría en que no debemos comportarnos como las personas que reprochamos, como aquellas que no respetaron los derechos de otros y cometieron delitos.
Segundo, los condenados que deseen reformar sus conductas y reinsertarse a la sociedad tienen derecho a una segunda oportunidad. Los seres humanos cometemos errores, unos más graves que otros, pero todos tenemos derecho a enmendar y a tener nuevas oportunidades de vida, ahora respetando el Estado de Derecho y los derechos de los demás.
Tercero, porque nos conviene a todos. Mantener el respeto a los derechos humanos nos protege a todos los ciudadanos, inocentes o culpables, de las arbitrariedades del poder público y garantiza que a las personas se les respete el mínimo de derechos en cualquier situación.
Existe la posibilidad que una persona inocente sea señalada injustamente de un delito y porque ese inocente no sufra tratos injustos vale la pena respetar los derechos de todas las personas.
Nadie busca la impunidad ni trato preferente de los grupos delincuenciales. Pero hay que entender que todas las personas tenemos derechos, incluso aquellos que han sido encarcelados y sufren condenas por haber cometido un delito.
Ni el ciudadano común y corriente, muchos menos los jueces, tienen que explicar “de qué lado están”.
Los ciudadanos debemos apoyar las buenas iniciativas en materia de seguridad cuando estas sean adoptadas conforme a derecho, respetando leyes e instituciones establecidas. Y los jueces simplemente realizan su trabajo; es su deber velar porque cualquier medida sea legalmente adoptada.
Se trata de un asunto jurídico y no de interés o criterio político. El respeto a las instituciones del sector justicia también importa, pues cada una tiene una función primordial que debe cumplir conforme a la Constitución, de manera independiente, sin sujeción de ningún tipo más que el respeto a los derechos de las personas y a su marco de competencias.
Siempre que se habla de la defensa de los derechos humanos recuerdo una frase escrita por George Orwell en su obra “La rebelión en la granja”: “Todos los que sostienen esta postura no se dan cuenta de que, al apoyar los métodos totalitarios, llegará un momento en que estos métodos serán usados ‘contra’ ellos y no ‘por’ ellos. Hagan una costumbre del encarcelamiento de fascistas sin juicio previo y tal vez este proceso no se limite solo a los fascistas”.
En esto se resumen el respeto a derechos humanos de todas las personas. Si un día pueden vulnerarse derechos humanos a personas que han cometido delitos, no tardará el día en que se lesionen los derechos de personas que aun gozan de presunción de inocencia y, peor aún, de personas inocentes.
Hay cuestiones que ni los funcionarios de cualquiera de los órganos del Estado ni los ciudadanos nos podemos saltar: las leyes, las instituciones y los derechos de las personas, son algunos ejemplos.
Por: Erika Saldaña
