El papa Francisco pidió que Dios asista a los pueblos de América Latina donde, además de por la pandemia en, algunos casos, “han visto empeorar sus condiciones sociales, agravadas además por la criminalidad, la violencia, la corrupción y el narcotráfico”.
Idaed / EFE
Como suele ser habitual, el pontífice aprovechó el mensaje de Pascua, leído desde la logia central de la fachada de la basílica de San Pedro, antes de dar su bendición Urbi et Orbi, para enumerar los problemas y conflictos que aquejan al mundo.
“Que Cristo resucitado acompañe y asista a los pueblos de América Latina que, en estos difíciles tiempos de pandemia, han visto empeorar, en algunos casos, sus condiciones sociales, agravadas también por casos de criminalidad, violencia, corrupción y narcotráfico”, dijo el papa sin citar ningún país en particular como en otras ocasiones.
El papa pidió además la paz para Ucrania, en Oriente Medio o en el continente africano, y que “el Señor Resucitado acompañe el camino de reconciliación que está siguiendo la Iglesia Católica canadiense con los pueblos indígenas”, en referencia a los casos de abusos, torturas y maltratos a los niños de los pueblos originarios en los internados católicos por orden del gobierno canadiense en los llamados procesos de asimilación.
“Queridos hermanos y hermanas, toda guerra trae consigo consecuencias que afectan a la humanidad entera: desde los lutos y el drama de los refugiados, a la crisis económica y alimentaria de la que ya se están viendo señales”, advirtió también el papa.
Y pidió que “ante los signos persistentes de la guerra, como en las muchas y dolorosas derrotas de la vida, Cristo, vencedor del pecado, del miedo y de la muerte, nos exhorta a no rendirnos frente al mal y a la violencia”.
“¡Dejémonos vencer por la paz de Cristo! ¡La paz es posible, la paz es necesaria, la paz es la principal responsabilidad de todos!”, concluyó su mensaje.