El analista financiero José Miguel Farías señaló que no tiene idea de cómo afectará el conflicto entre Rusia y Ucrania a la Bolsa.
RL / Idaed / Finanzasdigital
Asimismo, indicó que es muy difícil que alguien lo sepa, por lo que cree que la labor del inversor no debe ser hacer predicciones de cientos de escenarios posibles sobre cosas que no controla.
Las crisis en la Bolsa siempre ocurren y durante el siglo pasado, el mercado cayó más tiempo del que subió. “La complacencia de la última década no es el ‘statu quo’ de la Bolsa. También se producen recesiones y depresiones”, sumó.
Dijo que creer, erróneamente, que se tiene la capacidad de anticipar cómo va a afectar cualquier suceso a la Bolsa, para luego actuar en consecuencia, entrando y saliendo al mercado en la búsqueda de los pisos y los techos, “es un error”: “con esta premisa, es muy posible que nos vaya mal”.
Demasiados inversores hacen exactamente lo contrario de lo que se supone que deben hacer durante los tiempos difíciles que atraviesan los mercados: entran en pánico y venden sus inversiones “antes de que bajen más”.
Aseguró que cronometrar el mercado “es casi imposible y tratar de hacerlo a menudo lleva a pérdidas”. A largo plazo, el mercado de valores es un gran creador de riquezas, independientemente de cuándo entres, por lo que deben entender el juego que están jugando.
Destacó que los inversionistas son “excesivamente propensos a entrar en pánico durante el desarrollo de eventos negativos”, y no actuará racionalmente de la manera en que la data empírica los respalda para actuar.
“¿Habrá otro colapso en el futuro? Si, sólo que no sabemos cuándo. Ni siquiera sabemos hoy por hoy cuales serán los efectos negativos que puede traer una posible guerra. Cuando los tiempos se ponen difíciles, hay que mantenerse apegado a lo que funciona”, recomendó.
Cabe recordar que las empresas pequeñas, medianas y grandes constituyen la columna vertebral de las economías y los beneficios de las compañías, en el largo plazo, impulsan los precios de las acciones.
Farías aconsejó tener un horizonte de inversión donde la paciencia y la disciplina sean sus mejores aliadas. Además, tener la suficiente capacidad emocional para no ceder al pánico ante las eventuales caídas que intermitentemente sufre el mercado.
La misión es encontrar compañías que cuenten con una ventaja competitiva sostenible en el largo plazo, que sean administradas por un equipo honesto, cuya misión sea maximizar el retorno a sus accionistas, y que coticen a un precio que nos ofrezca un margen de seguridad.