Por: Alejandro Rebolledo
En los últimos años, la disputa por el territorio del Esequibo ha adquirido una relevancia crítica en el escenario geopolítico de América del Sur. Este territorio, rico en recursos naturales, se encuentra en el centro de una controversia entre Venezuela y Guyana que ha perdurado durante décadas. En este momento de crisis geopolítica mundial, es esencial que todos los venezolanos nos unamos en defensa de nuestros derechos y soberanía sobre el Esequibo.
El Esequibo es un territorio de vital importancia para Venezuela. Su ubicación estratégica y sus recursos naturales hacen que sea un patrimonio inalienable de nuestra nación. Sin embargo, la historia de esta disputa se remonta a tiempos coloniales, cuando las potencias europeas trazaban límites y fronteras sin tener en cuenta los derechos de los pueblos originarios de la región.
En el siglo XIX, Gran Bretaña, la gran potencia imperial de la época, se negó a negociar directamente con Venezuela y alteró los mapas, invadiendo nuestro territorio y imponiendo reglas injustas. El infame Laudo de 1899, emitido sin la participación de Venezuela, definió una línea fronteriza que dejó el Esequibo en manos de Guyana. Esta línea, nula e írrita, se convirtió en un símbolo de la injusticia que Venezuela ha enfrentado en esta disputa.
La importancia del Esequibo se refleja en su riqueza en recursos naturales. Posee vastas extensiones de tierras fértiles, ríos y una costa que alberga importantes yacimientos petroleros. Estos recursos son vitales para el desarrollo de Venezuela y el bienestar de nuestro pueblo. La pérdida de este territorio sería un golpe doloroso para nuestra nación.
La soberanía sobre el Esequibo es innegociable para Venezuela. Este territorio nos pertenece de manera histórica, geográfica y legal. El Acuerdo de Ginebra de 1966 estableció un marco para resolver la disputa, pero hasta el día de hoy, se ha hecho necesario un esfuerzo genuino por parte de la comunidad internacional para que se respete el derecho de Venezuela sobre el Esequibo.
En este momento crítico de crisis geopolítica mundial, la unidad de todos los venezolanos es esencial. La defensa de nuestros derechos y territorio en el Esequibo no debe ser una cuestión partidista ni política, sino un compromiso nacional. Debemos poner de lado nuestras diferencias y actuar con determinación para preservar lo que legítimamente nos pertenece.
La comunidad internacional tiene un papel importante que desempeñar en esta disputa. Los principios del derecho internacional, la justicia y la equidad deben prevalecer. No podemos permitir que intereses ajenos influyan en la resolución de este conflicto.
Es hora de que todos los venezolanos nos unamos en una causa común: la defensa de nuestra soberanía en el Esequibo en medio de una crisis geopolítica mundial. Debemos trabajar en conjunto, con determinación y estrategia, para lograr un resultado justo y respetuoso de nuestros derechos. La historia nos ha enseñado que la lucha por la justicia puede ser larga y difícil, pero también nos ha demostrado que la perseverancia y la unidad pueden llevarnos a la victoria.
