En el continente, y en particular la región latinoamericana, es una región rica en materias primas. De manera que los recursos naturales han sido la principal motivación de la expansión colonialista y las invasiones militares en el continente.
RL / Idaed / Contrareplica
A lo largo de la historia, dos hegemonías han definido el destino político y comercial de la región.
El sistema interamericano está estrechamente relacionado con los Estados Unidos de América y el Reino Unido; y la principal estrategia de control de las potencias extranjeras ha sido el aislamiento de los estados latinoamericanos.
Desde el siglo XIX las invasiones y bloqueos promovidos por las dos potencias anglosajonas, han imposibilitado un proyecto regional, ya que el contexto de colonialismo latinoamericano ha promovido la fragmentación de la región.
Desde la Segunda Guerra Mundial y hasta finales del siglo XX, las potencias extraterritoriales que colonizaron o intervinieron militarmente en algunos países latinoamericanos son: Estados Unidos de América, Reino Unido, Francia, Alemania, Países Bajos.
En cambio, en el siglo XXI han entrado en escena actores transnacionales como la banca privada, los tenedores de deuda, los inversionistas, las corporaciones y todos aquellos que manejan los flujos financieros.
Estos nuevos actores son una amenaza para las dos potencias hegemónicas del continente americano, pero también han sido sus aliados, pues en conjunto han implementado estrategias de introducción de armamento en las naciones latinoamericanas como el programa norteamericano “letting guns walk” que introdujo armamento para el crimen organizado en México desde 2006 hasta 2011, también conocido como “Fast and Furious” o Rápido y Furioso.
En América Latina entre los años 2000 y 2021, hubo 15 golpes de estado, apoyados por intereses extranjeros -algunos hegemónicos- en las siguientes naciones:
1. Haití, un grupo de mercenarios anglosajones asesina al presidente Jovenel Moïse en julio de 2021
;2. Perú, Keiko Fujimori busca anular las elecciones en las que perdió la presidencia (2021);
3. Bolivia, Evo Morales es depuesto por un golpe de estado (2019);
4. Venezuela, Juan Guaidó se proclama Presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela desde 2019 y gobierna en un estado paralelo desde EE. UU. con activos financieros decomisados a la nación de Venezuela;
5. Ecuador, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), depone a Jamil Mahuad, el golpe de estado fue encabezado por Carlos Solórzano y un grupo de militares (2018);
6. Brasil, Dilma Rousseff es depuesta por los conservadores (2016);
7. Paraguay, el presidente Fernando Lugo fue depuesto por un juicio político (2012);
8. Curazao, Gerrit Schotte declaran la independencia, (2012);
9. Ecuador, un Grupo de miembros de la Policía Nacional del Ecuador y grupos políticos de oposición realizan un golpe de estado (2010);
10. Honduras, Manuel Zelaya es depuesto (2009);
11. Ecuador, “Los Forajidos” un grupo de ciudadanos independientes pidieron la salida de Gutiérrez (2005);
12. Perú, hubo un intento fallido de golpe conocido como Andahuaylazo (2005);
13. Haití, Jean Bertrand Aristide fue depuesto (2004);
14. Venezuela, en el golpe de Estado de 2002, Carmona asume la presidencia por unas horas, pero militares leales a Chávez lo devuelven al poder;
15. En Perú, hubo un levantamiento fallido en Locumba (2000).
Sin lugar a dudas, nos hubiera ayudado mucho ese gran apoyo mediático y militar como el que ahora recibe el pueblo de Ucrania durante los últimos hechos de invasión e intervencionismo.
Los latinoamericanos sabemos muy bien lo que significa una invasión militar, sus consecuencias, sus implicaciones y el impacto en la vida pública. La invasión de cualquier hegemonía o los intentos de golpe de estado hacia un país que es considerado soberano en las Naciones Unidas, es inaceptable.
Al igual que es inaceptable cualquier tipo de interferencia en la soberanía y en la autodeterminación de una nación, sin importar si la invasión o la intervención viene de Rusia, de Estados Unidos de Norteamérica o cualquier otra hegemonía.
Como naciones que hemos sufrido durante siglos las invasiones y las conquistas, atesoramos los procesos pacíficos y democráticos más que nada.
Sabemos lo importante que es la vida, y lo valiosa que es la paz. Por esa razón, reiteramos al igual que nuestro presidente, que la salida a los conflictos armados debe ser por la vía del diálogo y de la paz. Sin intervencionismos, sin bloqueos económicos y sin invasiones militares.
