La Justicia de Estados Unidos remitió ayer a la Audiencia Nacional un informe de la DEA (Administración para el Control de Drogas americana) en el que detalla cómo el fallecido presidente de Venezuela Hugo Chávez reunió en 2005 en su residencia oficial a los responsables de Inteligencia del país para ordenarles “combatir a EEUU inundándolo de cocaína”, publica El Mundo.
Por ESTEBAN URREIZTIETA
Madrid
Este documento, al que ha tenido acceso en exclusiva EL MUNDO, desvela que uno de los asistentes a dicho encuentro fue Hugo Carvajal, alias El Pollo, ex jefe de la Inteligencia Militar venezolana, detenido en España el pasado mes de abril acusado de narcotráfico y que se encuentra encarcelado en estos momentos en la prisión de Estremera pendiente de que se resuelva la petición de extradición solicitada por Estados Unidos.
La DEA se basa, entre otros, en el testimonio de uno de los asistentes a dicha cita, al que bautiza en clave como “testigo uno”, y aclara que se trata de “un ex juez que se desempeñó en un tribunal de Venezuela a partir de aproximadamente 2005”.
Ese mismo año, siempre según el relato que ha prestado a las autoridades estadounidenses, se celebró la mencionada reunión “en la casa del entonces presidente Chávez”. A la misma acudieron, además de Carvajal y del propio comandante, “el general Henry de Jesús Rangel Silva, entonces jefe de una agencia de Inteligencia venezolana conocida como DISIP; Diosdado Cabello, en ese momento gobernador de Miranda; y Tareck El Aissami, entonces miembro de la Asamblea Nacional de Venezuela”.
La DEA explica que “durante la reunión Chávez instó al grupo, en sustancia y en parte, a promover objetivos políticos, incluido el de combatir a Estados Unidos inundando el país con cocaína”. De esta forma, la Agencia Antidroga americana añade que “Chávez les ordenó”, a renglón seguido, “coordinarse” con la guerrilla colombiana de las FARC para consumar el plan.
Este grupo, según relató el citado testigo, pasó a institucionalizar las reuniones cada mes y éste asegura haber asistido al menos a cuatro de ellas. A estos encuentros secretos les sucedió, “aproximadamente dos o tres semanas después de la reunión en la residencia presidencial, un grupo similar”, del que también formaba parte Carvajal, y que “fue convocado a la casa del vicepresidente venezolano José Vicente Rangel”.
En esa nueva cita se descendió ya al detalle del plan ordenado por el presidente para desarrollarlo con éxito. “Durante la reunión Cabello describió las rutas terrestres y marítimas de tráfico de drogas a través de Venezuela y Carvajal indicó que la cocaína sería suministrada por guerrillas colombianas, es decir, las FARC”.
Este equipo de trabajo al más alto nivel todavía se reuniría de nuevo en el mismo lugar “aproximadamente un mes después”. Entonces, Carvajal “le dijo al grupo que la coordinación con los camaradas iba bien y que se había reunido con los cabecillas de las FARC en Venezuela”. Pasando a discutir con ellos “la división de las ganancias de las drogas y el suministro de armas como compensación”.
En el marco de esta hoja de ruta supuestamente diseñada por Chávez, Carvajal, considerado por la DEA como miembro destacado del denominado Cártel de los Soles, al que define como “una organización venezolana de narcotraficantes compuesta por altos funcionarios venezolanos”, fletó en abril de 2006 un avión DC-9 que despegó de Venezuela en dirección a Toluca (México), “pero se vio obligado a aterrizar en Campeche debido a fallos mecánicos”.
El avión contenía 5,6 toneladas de cocaína que la DEA atribuye a Carvajal, quien según las autoridades americanas, “pidió al testigo uno que estuviera de juez de guardia en caso de que las autoridades del orden público” le vincularan con el cargamento.
En el marco de la colaboración con las FARC, Chávez impuso además que la Justicia venezolana exculpara a los miembros de la guerrilla colombiana de cualquier delito en el que se viera inmersa en territorio venezolano vinculado a “asesinatos, narcóticos, secuestros, tiroteos y extorsión”.
El segundo gran testigo al que se aferra la DEA es, según relata la propia Agencia Antidroga, “un miembro del ejército de Venezuela asignado como seguridad para Chávez entre 2008 y 2013”. Este “testigo dos” sostiene que “proporcionó la seguridad en una reunión organizada por Chávez en un rancho, a la que asistieron, entre otros, el ministro del Interior venezolano Ramón Rodríguez Chacín y el cabecilla de las FARC Luciano Marín Arango, alias Iván Márquez”.
En aquel encuentro, el jefe de seguridad del mismo explica que «escuchó a Márquez describir la necesidad de apoyo logístico”. Concretamente, “uniformes, barcos y ordenadores”. Y que, a continuación, “Chávez indicó que los fondos serían provistos a las FARC por Petróleos de Venezuela (PDVSA), la petrolera estatal venezolana”.
Asimismo, según este relato, “Chávez ordenó al testigo dos que le trajera un teléfono” y él mismo “le oyó hablando con Carvajal”. En dicha conversación, el presidente “le ordenó suministrar armas a las FARC que previamente habían sido utilizadas por el ejército venezolano y otras, obtenidas nuevas de Rusia”.
La DEA todavía se apoya en un tercer testigo que “trabajó con funcionarios del gobierno venezolano entre 2008 y 2014 como consultor en relación con los grupos paramilitares en Colombia”.
Según el “testigo tres” el equipo de Carvajal le llegó a pedir asesoramiento “para encontrar más traficantes que pagaran por usar las rutas de narcotráfico establecidas por el Gobierno venezolano” e identificó a El Pollo como “el responsable de establecer las rutas de drogas a través de América del Sur”. Asimismo, desveló que “los militares venezolanos habían proporcionado misiles tierra-aire y explosivos a las FARC”.
Un cuarto testigo, “que estuvo involucrado en el tráfico de drogas a gran escala en Colombia y Venezuela desde 1996”, aseguró haber asistido a reuniones en 1999 entre las FARC y Carvajal en las que la guerrilla le había pedido al jefe de la Inteligencia militar de Chávez “armas de cualquier clase”, a lo que el Gobierno de Venezuela accedió “a cambio de ayuda con los cargamentos de cocaína” proporcionándole “ametralladoras”.
Tanto este testigo como media decena más, implicados todos ellos en el tráfico de estupefacientes, vinculan a Carvajal en la organización de “aproximadamente siete cargamentos de cocaína” más “que incluían sobornos para funcionarios venezolanos corruptos”.
Carvajal declaró ayer ante la Sección Tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, en la vista que revisó la petición de extradición presentada por Estados Unidos y cuya resolución se conocerá la próxima semana, según fuentes jurídicas.
Este militar venezolano se defendió asegurando al tribunal que las acusaciones que hicieron las autoridades estadounidenses son falsas y negando haber tenido contactos con la guerrilla colombiana. “Yo en la justicia de Estados Unidos no confío”, señaló.
Uno de los abogados de Carvajal con el que contactó este diario, Nielson de Souza, calificó la petición de Estados Unidos de “persecución política” y defendió la denegación de la extradición y que si su cliente tiene que ser juzgado que lo sea en el Tribunal Supremo español, al ser un ciudadano militar.
La defensa de Carvajal aportó un documento a la Sección Tercera, fechado en 2008, en el que, presuntamente, el piloto del avión que transportó la cocaína advirtió de que Estados Unidos “está montando una causa a cambio de que personas testifiquen contra el Gobierno de Nicolás Maduro”, según precisó De Souza.
La representación de Carvajal pidió la denegación de la extradición alegando que se han incumplido los requisitos y principios básicos, “ni los formales ni los no formales”. Entre otros, que haya intervenido la Fiscalía Antidroga española cuando, a juicio de la defensa de El Pollo, debía haber sido la propia Fiscalía de la Audiencia Nacional, o que se practicara la detención en base a una orden internacional que no es la misma que la utilizada en el procedimiento judicial. Asimismo, subraya que la acusación se basa en el testimonio de una decena de “delincuentes confesos” que “no conocen a Carvajal”.
Los letrados, entre los que se encuentran también María Dolores de Argüelles e Ismael Moreno, denuncian la “ligereza” con la que Estados Unidos vincula a El Pollo con el Cártel de los Soles como podría haberlo relacionado “con el Ku Klux Klan o la Asociación Nacional del Rifle”.
El propio Carvajal ya negó en una entrevista exclusiva concedida a EL MUNDO el pasado mes de julio las acusaciones de narcotráfico y vinculó las mismas a la decisión del Gobierno de Venezuela de expulsar a la DEA del país. La Fiscalía apoya la extradición del venezolano.