El problema doble… En el mundo entero se toman medidas en diferentes sectores para afrontar la pandemia del covid-19, sin embargo hay unos más vulnerables que otros.
Uno de ellos es la minería, que no solo se encuentra seriamente amenazada por la desaceleración económica y posible caída drástica de la demanda en los siguientes meses, sino por el problema sanitario latente, dado que es un sector en el que su fuerza de trabajo tiene mayores dificultades para practicar el distanciamiento social
Por eso, la preocupación por los contagios de coronavirus y complicaciones crece.
Mucho más porque entre los trabajadores mineros son frecuentes los casos de enfermedades pulmonares, una condición que puede volver al coronavirus en letal.
¿Por qué los mineros son más vulnerables?
Los pulmones son uno de los órganos más exigidos por el virus y a la vez de los más castigados cuando se trabaja en una mina, por ello la combinación de ambos en un paciente compromete seriamente sus expectativas de recuperación.
Así se lo explicó a BBC Mundo Javier Pereira, experto en neumología y quien trabaja en una unidad de terapia intensiva atendiendo casos de covid-19 en Ciudad de México.
“Esta situación complica mucho. Las estadísticas y estudios que se fueron publicando señalan que la mortalidad en las personas está alrededor del 0,8% y el 1,5%, pero en pacientes con complicaciones metabólicas, cardiacas o pulmonares, como en el caso de un minero, esta tasa puede llegar hasta el 12%”, indica el terapeuta que ha publicado ensayos sobre el tema en revistas médicas.
Pereira añade que otro factor que influye negativamente es que en este sector se desempeña mucha gente que se aproxima o supera los 50 años.
“En el caso de los mineros se presentan casos de fibrosis pulmonar o de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica que impiden que los pulmones funcionen de manera correcta”, indica.
El entrevistado explica que el coronavirus empieza a destruir los alveolos que se encuentran dentro del pulmón y eso impide una correcta oxigenación porque allí se realiza el intercambio gaseoso del proceso respiratorio.
“Si le sumas a eso una condición previa, la respiración va a ser mucho más difícil y por eso se complican tanto los que tienen ese tipo de patologías”, concluye.
Estas patologías incluyen las que sufren los mineros y representan mayor riesgo que las que sufren los fumadores crónicos.
“El minero tiene muchísimo más riesgo porque a largo plazo el minero siempre termina con problemas pulmonares, por eso se llama a esa patología como el ‘pulmón del minero‘”, añade.
La preocupación
La minería representó el 9% del Producto Interno Bruto de Perú en la última década y la venta de metales alcanza casi el 60% de las exportaciones de ese país, informó la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía a finales del año pasado.
Por si fuera poco, el 20% de lo recaudado por el impuesto a la renta provino de las empresas mineras.
Eso convirtió a la minería en uno de los pilares del crecimiento económico de Perú en los últimos 10 años.
El sector empleó de manera directa a cerca de 220.000 personas en 2019 y se estima que los trabajos indirectos superan el doble de esa cifra.
Y ya son cientos los contagios confirmados de coronavirus de este sector.
Desde que el 15 de marzo pasado se declaró cuarentena nacional en ese país, las actividades mineras se redujeron paulatinamente aunque todavía existe movimiento en el sector.
Las empresas de la gran y mediana empresa del sector afirmó en ese entonces al gobierno que algunas operaciones no podrían suspenderse.
Uno de los ejemplos es el drenado de minas subterráneas, que debe continuar porque su suspensión podría generar desastres ambientales.
Es por eso que todavía hay trabajadores que acuden a los campamentos bajo nuevos protocolos de seguridad, aunque la preocupación ante contagios que pueden ser fatales persiste.
Este 29 de abril, la Defensoría del Pueblo de ese país envió una nota al gobierno advirtiendo que el traslado de mineros a los campamentos de trabajo no solo los pone en riesgo a ellos y a sus familias, sino también a las poblaciones aledañas.
La entidad sostiene que “resulta fundamental la realización obligatoria de pruebas rápidas para todo el personal de manera previa al traslado desde su lugar de residencia hacia las unidades Mineras y de producción”.
La Defensoría añade que la adopción de esa medida y otras se volvió más urgente dado que ya son cientos los trabajadores de compañías mineras que dieron positivo al test de covid-19 en las últimas semanas.
Ante la continuidad de las actividades, CoperAcción, una asociación civil que presta asesoría a organizaciones sociales y de trabajadores, también advierte del riesgo que se corre incluso con las medidas de seguridad adoptadas por el gobierno peruano.
“El problema con este protocolo es que no obliga a las empresas mineras a efectuar los exámenes de descarte del covid-19 a los trabajadores que entran o salen de los campamentos mineros, sean los test rápidos o los moleculares. Esta cuestión resulta preocupante en la medida que el covid-19 tiene una fase asintomática”, señaló la entidad en un comunicado enviado a BBC Mundo a mediados de abril.
Desde que se anunció la cuarentena, la Federación Nacional De Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Siderúrgicos de Perú también había manifestado su preocupación por la continuidad parcial de actividades en los campos y pidió que la cuarentena y suspensión de actividades alcance a todo el sector para precautelar su salud.
En toda la región
En criterio de terapeuta Javier Pereira, estos riesgos como los advertidos en Perú están latentes en todas las regiones donde se realicen actividades mineras.
“Esto alcanza a casi todos los mineros. Es una actividad en la que muchos casos se va pasando de familia en familia. Hay casos en los que las personas acompañaban a su papá a la mina desde los 13 años y ahora ya tienen 40 o 50 años. Son personas que llevan trabajando toda la vida y por eso son más susceptibles”, indica.
Sin embargo, el problema de salud no es el único relacionado con el sector, también está el complejo panorama que se vislumbra para la industria.
En algunos países de América Latina, la minería llegó a representar más del 15% del PIB (caso de Chile) durante la última década y es por eso que diferentes gobiernos y empresas defienden que no todo el sector minero sea paralizado ante la pandemia.
Uno de los argumentos es que se están tomando medidas excepcionales para garantizar la seguridad de los trabajadores.
Otro tiene que ver con que no se puede apagar toda la logística debido a que la minería deberá reactivarse tarde o temprano y será vital para afrontar la crisis económica que se espera.
México, donde este sector aporta 4% a la economía del país, es uno de los que permite la continuidad solo de operaciones relacionadas a evitar problemas ambientales para que una futura reactivación del aparato no quede en riesgo.
La emergencia sanitaria fue decretada en territorio mexicano en los últimos días de marzo por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador limitando las actividades a las “esenciales” como las médicas, farmacéuticas, de producción y distribución de alimentos, telecomunicaciones y seguridad pública.
Al respecto, el presidente de la Cámara de Minería de México (Camimex), Fernando Alanís, pide desde hace semanas que se incluya al rubro en la lista de actividades autorizadas por el ejecutivo mexicano.
“La minería está al principio de muchas cadenas productivas y algunos productos mineros son fundamentales para el funcionamiento de actividades que son esenciales en estos momentos”, indicó el directivo de la entidad que agrupa al sector privado industrial del rubro.
Adicionalmente, Alanís sostiene que dejar fuera a la minería “genera un riesgo real de que se disloquen algunas cadenas productivas, en particular algunas que conectan la economía de México con la de Estados Unidos y Canadá”.
El presidente de Camimex añade que el impacto social puede ser muy grande en zonas donde no hay otras opciones económicas.
“Estamos en lugares muy remotos. Pagamos buenos sueldos y también somos proveedores de servicios básicos como agua, electricidad y tratamiento de aguas negras”, indica.
La entidad advierte que la cuarentena puede provocar una pérdida de US$2.000 millones.
Similares preocupaciones fueron expresadas en las últimas semanas por entidades como la Cámara Minera de Chile y la Asociación Colombiana de Minería, que destaca que la industria en ese país genera más de 53.000 empleos y que se extremaron las medidas de seguridad y salud a favor de sus trabajadores.
La difícil reactivación
Para el analista de comercio y economía Daniel Agramont, la cuarentena llevó a escenarios inimaginables antes de la pandemia y lo que sigue a esta coyuntura de aislamiento deja interrogantes muy grandes, sobre todo a las industrias extractivas como la minería.
“La cuarentena logró lo que nadie imaginaba. Puso un freno de mano y redujo el consumo de todo. La caída del petróleo en Estados Unidos es una muestra de lo que es un estancamiento total”, explicó.
El experto indica que un desplome era imaginable ante las enormes dificultades de almacenar el petróleo, cuya producción es físicamente imparable, pero que “nadie hubiera previsto un precio 0”.
Agramont explica que en la minería el fenómeno es similar porque la demanda prácticamente no existe y se vive una coyuntura de “precios irreales”.
“Estábamos muy felices cuando China crecía con dos dígitos y nos compraba nuestros minerales, pero esto no va a volver en el corto o mediano plazo”, indica el analista.
“La economía mundial no está lista para este consumo mínimo”
La Organización Mundial de Comercio, indica el entrevistado, ya advertía la reducción del comercio en un tercio, mientras el Banco Mundial y el FMI dan proyecciones de crecimiento alarmantes.
“Ese va a ser el escenario de mediano plazo, con países que vuelvan a demandar, pero con muchas dificultades económicas y la enorme incertidumbre de cuánto se elevará el consumo después de la cuarentena. Esa es la gran duda”.
Para el experto, en lo referido a los minerales, tal vez con excepción del oro, lo más probable es que los precios van a seguir bajos y eso va a afectar mucho a los países.
“Si la gente vuelve a comprarse computadoras, celulares o autos se podrá reactivar la industria minera y otras”, indica.
Agramont concluye que el gran cambio que se ha vivido es que la gente descubrió que puede vivir con consumos mínimos, sin planificar viajes todos los años ni comprar nueva tecnología todo el tiempo.
“La economía mundial no está lista para este consumo mínimo al que nos reacomodamos por el coronavirus. Puede ser una muy buena noticia para el planeta, pero también algo muy doloroso para las economías”.
BBC