Si algo dejan las pérdidas sufridas en la guerra es la baja en la moral de un colectivo. En Venezuela estamos en dos frentes de batalla tan disímiles, porque en uno se lucha por la salud de quienes vivimos en Venezuela y en el otro por el dominio de territorio fronterizo por razones nada claras y llenas de sospechas. Pero el resultado no es el mejor en ambos casos.
RL / Idaed / ElPitazo
Este lunes iniciamos la tercera semana continua de cuarentena radical y el registro de enfermos por COVID-19 no baja, al contrario, aumenta. El domingo, Nicolás Maduro anunció que Venezuela contabilizó un nuevo récord: 1.779 nuevos contagios. Además, reconoció: “Faltan vacunas y hay una guerra de vacunas”.
Sobre ese último punto me quiero detener. Creo que Maduro solo espera milagros cuando habla de las vacunas. De acuerdo con el presidente de la Academia Nacional de Medicina, Enrique López Loyo, en Venezuela necesitamos 30.000.000 de dosis. La información a la que se tiene acceso indica que han llegado 700.000, 500.000 chinas y unas 200.000 rusas.
En Venezuela comenzaron a aplicarse vacunas a personal esencial el 18 de febrero: algunos trabajadores del sector salud, a los miembros de la Asamblea Nacional electa en diciembre de 2020, y por supuesto a Maduro, como él mismo confesó.
Un reportaje publicado por el diario La República de Colombia el 31 de marzo, en el cual los autores analizaron el progreso de la vacunación por cada 100.000 habitantes y proyectaron la cantidad de días que faltan para la inmunidad colectiva en países de América, basado en estadísticas del Our World in Data, no incluye a Venezuela por la opacidad de la información.
Mientras en Santa Lucía ya alcanzaron la inmunidad colectiva, en Chile faltan 99 días, en Barbados 680, en Brasil 490, en Argentina 815, República Dominicana 946, en Canadá 272 y en EE. UU. 113.
¿Cuántos días más deben transcurrir en Venezuela? Nadie lo sabe porque el plan de vacunación realmente no ha comenzado a masificarse. Ni siquiera se tiene la garantía del acceso a las vacunas, pues por no doblegar su posición luego de haber llegado a acuerdos con la oposición representada por Juan Guaidó, el gobierno de Maduro desechó la posibilidad de traer más de 12.000.000 de dosis a través del método Covax.
Creo que Maduro solo espera milagros cuando habla de las vacunas. De acuerdo con el presidente de la Academia Nacional de Medicina, Enrique López Loyo, en Venezuela necesitamos 30.000.000 de dosis. La información a la que se tiene acceso indica que han llegado 700.000
Lo que sí sabemos es que unas pocas personas, porque sí las hay, han recibido la primera dosis pagando al menos $150 en el mercado negro. También conocemos las noticias sobre el incremento de las cifras de fallecidos, que avanza a un ritmo mayor que la cantidad que se informa oficialmente.
En conclusión: los reportes de decesos y contagiados en la guerra contra el coronavirus, la falta de vacunas, los privilegios de unos, las ventas en el mercado negro y la ausencia de una clara y rápida salida, dejan la moral baja
¿Qué pasa en Apure?
El otro frente de guerra ocurre en la frontera con Colombia, en el estado llanero de Apure. Desde el 21 de marzo, miembros de la Fuerza Armada Nacional intentan expulsar del territorio venezolano a disidentes de la Farc, liderados por un hombre reconocido por el alias de Ferley, quien representa una corriente distinta a la liderada por Iván Márquez y Jesús Santrich.
Como apuntamos al principio, las razones de estos combates son dudosas y llenas de incógnitas que conducen a analistas a pensar que se trata del control de rutas para delitos como el narcotráfico. Tal fue el punto de vista compartido por los tres expertos que participaron la semana pasada en un foro organizado por Runrunes.
Los intentos de la Fuerza Armada por neutralizar a los disidentes guerrilleros comenzaron en septiembre de 2020. Desde entonces sucedieron cuatro enfrentamientos. Antes de eso, parecía existir una convivencia armónica entre militares venezolanos e irregulares colombianos.
Este lunes el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, informó que ocho militares venezolanos han muerto en este frente de guerra. No aclaró si esa cifra incluye a los dos miembros de la tropa quienes fallecieron al explotar un mortero. Pero sí dijo que también se registró el deceso en combate de nueve insurgentes.
Padrino López no mencionó a los detenidos, ni a la familia Ramírez, cuyos miembros fueron presuntamente asesinados por integrantes de la Fuerza Armada.
Las cifras de decesos en Apure son evidentemente más bajas que los registros manipulados de muertes por COVID-19. Tal vez el espíritu de cuerpo de la Fuerza Armada esté más alto que el del colectivo venezolano frente al coronavirus. Pero también puede ser una lucha con más registros fatales, más larga de lo esperado, con pocas victorias y con carencias logísticas.
Por: César Batíz