Juez y magistrado no son lo mismo. En España existen tres categorías en la carrera judicial: juez, magistrado y magistrado del Tribunal Supremo.
Diferencia entre juez, magistrado y magistrado del Tribunal Supremo
Para ser juez, es preciso ser licenciado en derecho y superar una oposición durísima de 350 temas memorizados. Tras esto, los elegidos tienen que pasar por la Escuela Judicial, ubicada en Barcelona, por un periodo aproximado de dos años.
De juez a magistrado se asciende en el transcurso de la vida profesional, bien porque se superen unas pruebas selectivas exclusivas para jueces, que otorgan esta condición, o por antigüedad, es decir, por tiempo en servicio activo.
Ascender a magistrado del Tribunal Supremo es algo más complejo y requiere de más tiempo.
A ellos los elige el Consejo General del Poder Judicial, que es el órgano de gobierno de los jueces, tras un concurso de méritos al que sólo se pueden presentar magistrados con quince o más años de antigüedad.
Qué se conoce como el cuarto turno y quinto turno
La ley también prevé que se pueda acceder directamente a la carrera judicial como magistrado o como magistrado del Tribunal Supremo, sin pasar por las categorías inferiores.
Para ello es preciso superar un concurso oposición, popularmente denominado cuarto y quinto turno.
En el cuarto turno, una cuarta parte de las plazas se reservan para juristas de reconocido prestigio: profesores de derecho, abogados, etc… Mientras que el quinto turno, reservado sólo al Tribunal Supremo, consiste en ocupar 1 de cada cinco vacantes con juristas de reconocido prestigio.
Las diferencias en la vestimenta de jueces y magistrados
La diferencia de categorías en la escala judicial también se puede apreciar a simple vista analizando la vestimenta.
Todos van togados, pero los jueces no llevan puñetas en las mangas de su toga y los magistrados sí.
Además, mientras los jueces lucen una insignia plateada, todos los magistrados la llevan dorada. Esta diferencia también es palpable en el tratamiento, al juez se le llama señoría y al magistrado, ilustrísima señoría o señoría ilustrísima.
Los jueces y magistrados constituyen un poder independiente, el Poder Judicial, tal y como proclama la Constitución Española y cada uno de ellos es depositario del citado poder. Su función básica es impartir justicia juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado.