28 abril, 2024 9:39 pm

¿Cómo ha sido el proceso de producción de drogas en Colombia?

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Si bien el aumento de los cultivos de coca es el principal factor que ha contribuido a la expansión de la producción de cocaína, no es el único. También ha habido avances en la siembra, en el cuidado de las plantas y en su cosecha, lo que ha llevado a un incremento de la producción de alcaloide por hectárea sembrada.

En primer lugar, a la vez que el tamaño de los cultivos de coca ha crecido como resultado de la suspensión de las fumigaciones aéreas, los cocaleros han continuado con sus métodos de cultivo intensivo y siguen utilizando los abonos que empleaban cuando los cultivos eran más pequeños.

También han aprendido que la coca prefiere tener un poco de sombra, y por eso “el intercultivo” de la coca con otras plantas ha ayudado a mejorar la producción, y a evadir la detección. Otra área en la que se ha presentado un mayor rendimiento es en los laboratorios.

Hay dos tipos de laboratorio: las “cocinas”, donde los cocaleros producen base de coca, y los laboratorios de cristalización. En las cocinas ha habido mejoras desde principios de este siglo, pues los cocaleros han aprendido a maximizar la extracción del alcaloide.

Por ejemplo, usan podadoras para cortar las hojas y así maximizar el área de extracción del precioso alcaloide. En algunas cocinas más sofisticadas, incluso se emplean máquinas trituradoras de hojas, que se suelen usar para el comportamiento en la industria legal, pero en este caso asegurando que se pueda exprimir cada gota de alcaloide de las hojas.

Los laboratorios de cristalización también se han vuelto más eficientes. Fuentes del hampa y de la policía han dicho que el proceso de cristalización se lleva a cabo en condiciones casi científicas, con un cuidadoso uso y reciclaje de los productos químicos, con el objetivo de producir cocaína de la más alta pureza.

Anteriormente, los laboratorios eran enormes complejos, que a menudo incluían varios laboratorios diferentes dentro de una pequeña área geográfica. El más famoso de estos fue el laboratorio del Cartel de Medellín, conocido como “Tranquilandia”, que fue destruido en 1984.

Con una extensión de casi 500 hectáreas, comprendía 19 laboratorios diferentes, empleaba a más de 100 trabajadores, y podía producir varias toneladas de cocaína por semana, que eran exportadas desde cualquiera de las ocho pistas de aterrizaje que conformaban el complejo. Incluso en el año 2001 todavía se seguían encontrando este tipo de megalaboratorios, como la instalación de las FARC que se encontró en lo profundo de la selva amazónica, en el departamento de Guainía, en la frontera con Brasil.

Esta fue una de las mayores operaciones generadoras de dinero de las FARC, donde se producían hasta 20 toneladas de cocaína al mes, en conjunto con el grupo criminal Comando Rojo (Comando Vermelho) de Brasil.

Estos megalaboratorios fueron diseñados para procesar grandes volúmenes. No interesaba tanto exprimir hasta la última gota de alcaloide, sino cristalizar enormes cantidades de la droga. Debido a los avances que el Estado ha hecho en cuanto a inteligencia, capacidad aérea y presencia territorial, los laboratorios se han vuelto móviles y más pequeños. Mientras que antes los carteles tenían sus propios laboratorios, actualmente contratan especialistas, quienes se trasladan a áreas específicas donde se reúne una gran cantidad de base de coca, convierten esa base en cocaína, desmantelan el laboratorio y se trasladan de lugar nuevamente.

Esto significa que estos equipos especializados emplean la más reciente tecnología y buscan la máxima eficiencia en el procesamiento de la cocaína. En los últimos ocho años también se ha observado que los compradores extranjeros, por ejemplo los europeos, están presentes en los laboratorios para verificar la pureza de la droga antes de que se embarque para su transporte.

También es probable que estos laboratorios se sitúen ahora más cerca de los puntos de embarque, bien sea en las costas o en las fronteras. Una cosa es perder un cargamento de base de coca, pero a los narcotraficantes les resulta infinitamente más costoso de incautación de un cargamento de cocaína de alta pureza.

Por eso minimizan los riesgos de ser interceptados dentro de Colombia, ubicando los laboratorios cerca de donde las drogas serán contrabandeadas fuera del país.

IDAED

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