A consecuencia del escándalo de corrupción que involucró a ocho diputados opositores, una gran mayoría de los venezolanos se encuentra desilusionada. Muchos se preguntan si el momento del presidente interino, Juan Guaidó, ya pasó.
Guaidó designó este martes una comisión especial en la Asamblea Nacional que investigará las denuncias consignadas en un trabajo realizado por el portal Armando.Info.
Este reportaje reveló presuntos vínculos entre los parlamentarios y el empresario venezolano Álex Saab, testaferro de Nicolás Maduro.
Una serie de entrevistados por Reuters aseguró que este escándalo de corrupción es un duro golpe para la reputación de Juan Guaidó. Con él se irían las esperanzas de poner fin al régimen de Maduro.
Mario Silva, de 60 años de edad, un ingeniero de Maracaibo, aseguró que Guaidó perdió su momento.
«Lo vi como una salvación para el país, pero él, al igual que Chávez, me decepcionó», dijo el ingeniero.
El líder opositor ha sido reconocido por más de 50 países como presidente legítimo de Venezuela. Pero, a pesar de las crecientes sanciones estadounidenses, Maduro conserva el apoyo de los militares y el control del Estado.
A pesar de que Guaidó intentó movilizar de nuevo a los venezolanos a las calles, la participación fue una fracción de las multitudes que atrajo a principios de este año.
Su retroceso en las encuestas de popularidad provocó que algunos de sus colegas comenzaran a librar una nueva batalla por el liderazgo opositor. Hay quienes, incluso, comenzaron a criticarlo públicamente.
«La realidad política que hemos tenido en Venezuela durante los últimos 10 meses ha terminado», dijo Dimitris Pantoulas, un analista político en Caracas. «Es el final de esta era de armonía y unidad».
Emilio Graterón, coordinador nacional de Voluntad Popular, afirmó que Guaidó sigue siendo el líder indiscutible de la oposición, pero admitió que el escándalo marcó una ruptura.
Sospechosos de pagos ilegales
Armando.Info indicó en su reportaje que los diputados involucrados escribieron cartas de apoyo a empresarios vinculados a Álex Saab, a pesar de que el testaferro de Maduro es acusado de corrupción asociada con el programa de distribución de alimentos CLAP.
Guaidó dijo el domingo que sospechaba que los legisladores recibían pagos ilícitos, a cambio de escribir las cartas.
Consideró que es inaceptable utilizar una institución del Estado para tratar de lavar la cara de corruptos.
Graterón indicó que el escándalo afectó a un pequeño grupo que en su opinión es moralmente débil. Agregó que esto no se puede comparar con la corrupción cometida por el régimen de Nicolás Maduro.
Mientras tanto, el control de Maduro parece estar fortaleciéndose. Según la firma encuestadora local Datanálisis, el apoyo a Guaidó descendió de 61%, en febrero, a 42% en noviembre, antes de que estallara la noticia del escándalo de corrupción.
«No podemos ser lo que adversamos. No podemos denunciar a un régimen corrupto y ponernos de lado de otros corruptos», dijo Rubén Iriarte, un empresario de 49 años de edad, en Ciudad Guayana.