La República Popular China se alista para celebrar sus primeros 75 años con un cuantioso aporte a la humanidad en lo político, económico, social y tecnológico, además de su invaluable aporte milenario a través de la cultura y su rica historia. De este tiempo, en los últimos 50 años se han tejido lazos de amistad y diplomacia entre China y Venezuela, suceso que estaremos celebrando este 28 de junio próximo.
Las relaciones entre ambos países comenzaron a vivir un momento estelar desde la llegada a la presidencia de Venezuela del Comandante Hugo Chávez, que empeñado en la creación de un mundo multipolar, vio en el acercamiento a Pekín la oportunidad más clara y viable para hacerlo, y en la experiencia de la República Popular China, el liderazgo idóneo para impulsarlo.
Durante su presidencia, Chávez visitó China un total de seis veces (1999, 2001, 2004, 2006, 2008 y 2009), lo que demuestra de manera categórica el enorme interés que tuvo su gobierno en profundizar estas relaciones. Con este fin, los líderes chinos también han visitado muchas veces Venezuela.
En los tempranos años del siglo XXI, la amistad entre China y Venezuela le abrió las puertas al gigante asiático para establecer un nuevo tipo de relaciones con varias naciones latinoamericanas, lo que determinó el crecimiento del gigante asiático en la región con su capital y su influencia, pero sobre todo con respeto, equidad y no injerencia en asuntos domésticos.
Para engalanar el buen momento de relaciones amistosas, en 2006 Caracas y Pekín establecieron una Asociación Estratégica por el Desarrollo Conjunto, que dio origen a la creación de una Comisión Mixta de Alto Nivel, que estableció un mecanismo de máxima autoridad en la planificación y ejecución de la cooperación para ejecutar numerosos proyectos.
Rápidamente, la elevación de estas relaciones a un nivel más alto, arrojó visibles resultados en cuanto a obras de infraestructura, vivienda, intercambio tecnológico, un crecimiento vertiginoso en intercambio comercial y con la incursión de Venezuela (en alianza con China) en la carrera espacial con el lanzamiento de sus tres primeros satélites.
Atacada por el imperialismo estadounidense y sus aliados, la Revolución Bolivariana puso el acento en fortalecer los vínculos amistosos chino-venezolanos, marcados por una especie de relaciones entre Estado y Estado, basadas en principios de respeto mutuo, igualdad y beneficio recíproco con miras construir la propuesta china de una Comunidad de Futuro Compartido, fundamental para la consolidación del mundo multipolar.
Un camino común
En 2013, tras la partida física del Comandante Chávez, las relaciones entre Caracas y Pekín no se resintieron en lo más mínimo. Ese mismo año, el presidente chino Xi Jinping, buen amigo de Venezuela, propuso al mundo la construcción de una Comunidad con un Futuro Compartido para la humanidad, en el marco de una nueva forma de relacionarse entre los Estados, respetuosos del derecho internacional y de la soberanía de los pueblos.
Venezuela fue uno de los primeros países de América Latina en acogerse a este concepto de diplomacia propuesto por China, acción que fue rápidamente seguida por otros países. Junto a este principio, Venezuela también dio su respaldo a la Iniciativa de Desarrollo Global, la Iniciativa de Seguridad Global y la Iniciativa de Civilización Global, todas éstas propuestas por China para la reforma y construcción del sistema de gobernanza global.
En aras de crear un multilateralismo real, Pekín invita a los países del mundo a trabajar en la implementación de las tres iniciativas: la iniciativa Franja y la Ruta, la iniciativa de Desarrollo Global y la Iniciativa de Seguridad Global.
Actualmente, 26 países de América Latina y el Caribe sostienen relaciones diplomáticas con China, y de ellos, 22 suscribieron el Memorándum de Entendimiento de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, lo que convierte a este mecanismo en la experiencia práctica más exitosa del concepto de Comunidad de Futuro Compartido en la región latinoamericana y caribeña.
Venezuela ha ido un poco más allá en su compromiso de visión global junto a China y de la mano con la República de Cuba, son los dos únicos países de América Latina que han suscrito la Iniciativa de Seguridad Global, que llama a adaptarse al panorama internacional a través de la solidaridad, abordando los riesgos y desafíos de seguridad tradicionales y no tradicionales con una mentalidad de beneficio mutuo.
A toda prueba y todo tiempo
Superada la pandemia del Covid-19, en la que China también prestó un invaluable apoyo a Venezuela, el presidente Nicolás Maduro realizó su tercera visita al gigante asiático como Jefe de Estado entre los días 9 y 14 de septiembre de 2023.
La cita tuvo un carácter especialmente histórico ya que, a través de la firma de 31 acuerdos bilaterales, se dejaron sentadas las bases de una nueva etapa en las relaciones entre China y Venezuela.
La bautizaron con el explícito nombre de Asociación Estratégica a Toda Prueba y Todo Tiempo, lo que explica por sí mismo el alcance de una alianza dinámica que apunta al desarrollo integral de Venezuela, y que establece para China un socio con amplio potencial en diversas áreas de la economía.
El presidente Maduro denominó esta nueva etapa de las relaciones sino-venezolanas, como una “etapa esplendorosa”, en la que despuntan como proyectos principales la creación de las Zonas Económicas Especiales de Paraguaná (Falcón), Puerto Cabello – Morón (Carabobo), La Guaira (La Guaira), Margarita (Nueva Esparta), la Isla La Tortuga (Territorio Insular Miranda) y Oriente; que estarán hermanadas con las regiones chinas de Shenzhen, Shanghái y Guangdong.
Los acuerdos entre los gobiernos superan el aspecto tecnológico, económico y comercial para también incorporar el valor del conocimiento, a través del intercambio educativo y cultural. También las partes continuarán promoviendo y profundizando la cooperación en áreas tales como energía, finanzas, economía, comercio, inversión, minería, agricultura, infraestructura, comunicaciones y economía digital.
Venezuela también ha manifestado su voluntad de sumarse a los BRICS, mecanismo al que considera que puede aportar fortalezas significativas a la agenda energética. China ve muy positivo este paso y ha saludado todos los esfuerzos que pueda hacer el país suramericano para adherirse a esta alianza económica que hoy representa el PIB más alto del mundo.
A pesar de la distancia que separa a China y Venezuela, los lazos que se están tejiendo entre los países, pero principalmente entre sus gobiernos y pueblos, prometen un futuro alentador para ambas partes y será un ejemplo palpable de lo que pueden hacer estas alianzas estratégicas alejadas de viejos principios colonialistas, y que apuntan hacia un mundo más solidario y de crecimiento compartido.