«El comunismo es un sistema fallido, un sistema fracasado universalmente, y no veo al socialismo como un sustituto muy útil». El presidente Joe Biden lanzó esta frase durante una reciente rueda de prensa cuando fue consultado sobre la situación en Cuba. Aunque su expresión podría asomar una posición más clara sobre la dictadura de la isla, también está criticando una ideología que poco a poco ha cobrado fuerzas en su propio gobierno.
RL / Idaed / Dailycaller
Biden dijo que estarían contemplando una serie de «cambios» para ayudar a la población de ese país. Sin embargo, no los aplicarán hasta que existan garantías de que el régimen no va a aprovecharse de ellas. «Por ejemplo, el asunto de las remesas a Cuba, no vamos a hacerlo ahora mismo, porque hay un riesgo elevado de que el régimen las confisque», agregó en la rueda de prensa junto a la canciller alemana, Angela Merkel, de visita en Washington.
El presidente demócrata está marcando distancia a pesar que las políticas de corte socialista fueron y siguen siendo bandera en su gobierno. Planes sociales, aumento de impuestos y asignaciones que están llevando a algunas personas a dejar sus trabajos, son decisiones que de a poco están socavando la soberanía de EE.UU. «Si le das el poder a Joe Biden, la izquierda radical quitará fondos a los departamentos de policía. . . nadie estará a salvo», dijo el expresidente Donald Trump en agosto de 2020.
BIDEN: "Communism is a failed system, universally failed system, and I don’t see socialism as a very useful substitute." pic.twitter.com/VP1aeCFkna
— Daily Caller (@DailyCaller) July 15, 2021
Socialismo dentro de las filas demócratas
Es imposible negar la existencia del socialismo dentro de las filas del partido liderado por Biden. De hecho, está inundado de figuras afines a este pensamiento político que solo empobrece naciones. El «escuadrón», formado por las congresistas Alexandría Ocasio-Cortez, Ilhan Omar, Rashida Tlaib, y Ayanna Pressley ha cobrado protagonismo por ir contra el establishment demócrata. Los acusan de ser parte de la «élite política».
A ellas las acompañan otros funcionarios como Jamaal Bowman congresista por el 16º distrito electoral de Nueva York y Raphael Warnock, senador por el estado de Georgia. Ellos no están solos, los respaldan organizaciones izquierdistas. Por ejemplo, Socialistas Democráticos de América (DSA, en inglés) apoyó la candidatura de Ocasio-Cortez y de Rashida Tlaib, abogada de origen palestino.Anuncios
En noviembre de 2020 el grupo New Consensus, vinculado a la primera legisladora envió una carta a Biden solicitando tomar fondos de la Reserva Federal para entregarlos en préstamos con bajo interés directamente a empresas y proyectos. También está Bernie Sanders, con más de 30 años en el Congreso ha defendido al comunismo de China y de Cuba.
Todo esto sin mencionar los pasos que está siguiendo la Casa Blanca hacia el socialismo y las ideas que contemplan a futuro sus senadores y representantes, no solo los que están apegados al ala más extrema de izquierda. Por ejemplo, al tener mayoría en la Cámara de Representantes, aprobaron la Ley de Justicia en la Policía de George Floyd que podría eliminar fondos a la policía tras las exigencias de grupos marxistas que se escudan en la lucha racial, cuando sus dirigentes se han enriquecido a costa de quienes los defienden.
La inevitable marca de Obama
Con sus palabras sobre las protestas en Cuba, Biden busca reiterar al argumento de que supuestamente no es socialista. Pero solo el tiempo y las medidas que ponga en práctica, lo demostrarán. De por sí, cuando fungió como vicepresidente de Barack Obama no hubo políticas duras contra el castrismo, solo concesiones.
Durante los primeros días de las manifestaciones, voceros de la Casa Blanca evitaron responsabilizar a la dictadura cubana. Primero atribuyeron el estallido social a la «falta de vacunas», luego lo catalogaron como «expresiones espontáneas» de personas cansadas de la «mala gestión económica» y «represión». La actitud endeble estaba siendo criticada por la opinión pública, que la catalogó como «una vergüenza».
Biden también viene precedido por Obama quien estrechó su mano con Raúl Castro, visitó la isla con más de 500 detenciones arbitrarias en solo 15 días y derogó la política conocida como “pies secos, pies mojados” que amparaba a los cubanos y les permitía acceder a la residencia en EE. UU.
Adicionalmente, levantó sanciones para que empresas de telecomunicaciones y financieras pudieran hacer negocios en Cuba. «Es dinero caído del cielo para el régimen de los Castro», dijo en ese momento el senador republicano Marco Rubio. ¿Tomará realmente Biden una posición diferente al socialismo? Es una pregunta que se resolverá a corto plazo, no solo por lo que sucede en el país caribeño, sino con Estados Unidos, que cada vez parece enfilarse a un peligroso socialismo.