Venezuela recurre cada vez más a la criptomoneda, específicamente el bitcóin, lo que plantea interrogantes sobre su posible uso en el lavado de capitales y evasión de las sanciones impuestas por Estados Unidos, de manera no muy distinta a como ya sucede con el oro.
Antilavadodedinero / insightcrime
En febrero apareció en Caracas un nuevo tipo de cajeros automáticos, que permiten a los venezolanos cambiar moneda legal por criptomoneda bitcóin, que ahora se cotiza a casi US$60.000 por moneda. El CEO de los cajeros automáticos de bitcóin en Caracas declaró que son “una estrategia de inclusión financiera” en una economía volátil apartada del dólar.
Los cajeros, sin embargo, son también ideales para lavar dinero de la droga, según un reciente informe de la Administración para el Control de Narcóticos (DEA). Propietarios inescrupulosos permiten el depósito de grandes cantidades de dinero en efectivo en los cajeros. Cuando el dinero en efectivo adopta forma digital, puede transferirse a otro usuario, para ocultar el origen de este y “eliminar gran parte del riesgo de transportar grandes sumas de moneda”, concluye el informe.
La DEA también advierte que narcotraficantes y lavadores de dinero “incorporan cada vez más la moneda virtual” en actividades de lavado de dinero basadas en el comercio.
Más aún, en Venezuela, los cajeros automáticos de bitcóins aparecen luego del anuncio del ejército bolivariano, en noviembre de 2020, de que empezaría a usar recursos nacionales para extraer bitcóin. La minería de esta criptomoneda es un proceso con una demanda intensiva de energía que crea nuevos bitcóin, resolviendo complejos problemas matemáticos que ayudan a auditar los registros financieros de monedas.
La firma líder en criptoanálisis Chainalysis estima que solo el uno por ciento de las transacciones globales en criptomonedas son ilícitas, y según el informe de los archivos de FinCEN, realizado por el Consorcio Internacional de Periodistas Investigativos y BuzzFeed News, la gran mayoría de ganancias ilícitas aún se lavan por medio del sistema bancario tradicional, no la criptomoneda.
Sin embargo, el anuncio del ejército venezolano suscitó interrogantes sobre los motivos por los que el gobierno podría usar bitcóins para ocultar actividades ilícitas, en especial cuando tanto el informe de la DEA como otro estudio reciente de Chainalysis advierten que esa tendencia está creciendo. En 2019, las organizaciones criminales movieron más de dos veces la cantidad de bitcóin que hicieron circular en 2018, fue la conclusión de Chainalysis, señalando que el eslabón débil del sistema son los cambios de criptomoneda “por fuera de la ley”, los cuales no cumplen las regulaciones de lavado de dinero.
Ni los cajeros automáticos de bitcóins ni la minería de bitcóins del ejército venezolano son ilegales en sí mismos. Pero las maquinarias de lavado de dinero y malversación de fondos del gobierno venezolano, que involucran el oro y la criptomoneda creada por Venezuela, el petro, abren espacio para la duda.
Para complicar las cosas, los bitcóins ofrecen a los venezolanos una forma de aislarse de los caóticos controles económicos, la hiperinflación y las sanciones del Departamento del Tesoro estadounidense. De hecho, los venezolanos llevan años aprovechando la electricidad subsidiada por el Estado para extraer bitcóins.
En ese sentido, el bitcóin es más comparable con el oro venezolano que con los métodos tradicionales de lavado de dinero. El oro ha sido extraído y vendido como una manera de tener acceso a divisas extranjeras. Y con la baja de los precios del petróleo y la inflación disparada, Venezuela comenzó a extraer oro en cantidades cada vez mayores, con el objetivo no solo de mantener la solvencia del país, sino también de enriquecer a las élites políticas y militares, y evitar los controles estadounidenses. Además, esto pronto se convirtió en uno de los instrumentos preferidos de los narcotraficantes para el blanqueo de capitales.
La criptomoneda puede ser atractiva por las mismas razones. En 2018, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció el lanzamiento de una moneda digital denominada “el petro”, y afirmó que esta “llevaría al país a nuevas formas de financiación internacional para el desarrollo social y económico”.
El petro falló rápidamente. Pero el experto venezolano en lavado de dinero, Alejandro Rebolledo, escribió en su libro, Así se lava el dinero en Venezuela, que el experimento tuvo éxito de otra manera: sirvió de fachada para que se crearan estructuras que permitieran a los líderes militares corruptos lavar dinero a través de cambios de criptomonedas.
Esos fueron el mismo tipo de cambios de criptomoneda sobre los cuales alertó Chainalysis. Y la evidencia indica que es así exactamente como se están usando. En su informe de 2020 sobre geografía de las criptomonedas, Chainalysis examinó los siete mercados de criptomoneda registrados con el gobierno venezolano. Hallaron que era muy probable que la mayoría de los usuarios estuvieran intentando “preservar [su] riqueza o transferirla para evadir sanciones, ya que la mayoría de venezolanos de alto perfil no pueden abrir cuentas bancarias en otros países”, de acuerdo con Moisés Rendón, experto entrevistado del Center for Strategic & International Studies (CSIS) para el informe de Chainalysis.
De hecho, al analizar solo una plataforma, el informe reportó que más del 75 por ciento de las transacciones consistían en US$1.000 o más en criptomoneda, mientras que el venezolano promedio gana alrededor de 72 centavos diarios.