Nicolás Maduro, prepara su relevo a través de su hijo Nicolás Maduro Guerra para sucederle en el mando del país, en una sucesión de poder al estilo norcoreano.
Según se dice que “Nicolasito”, apodo con el que se conoce al hijo del presidente, lanzará su candidatura a las próximas elecciones legislativas, luego de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), controlado por el régimen, anunciara los nuevos integrantes del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Fuentes chavistas que pidieron el anonimato aseguraron a esa publicación que “la autoridad electoral fue renovada y hecha a la medida para que el vástago de Maduro se hiciera con una diputación”.
“Nicolasito” creció en medio de la llamada “revolución bolivariana”, como el fallecido Hugo Chávez bautizó su proyecto político. Con tan solo diez años de edad asistía a los mítines de Chávez y desde la tarima presidencial aplaudía a rabiar al difunto presidente.
Se graduó de economista en la universidad bolivariana de la Fuerza Armada. Posteriormente, fue miembro de la ilegal Asamblea Nacional Constituyente y miembro del partido oficialista PSUV.
El joven de 30 años ha formado parte de la administración chavista desde 2013, año en el que su padre llegó al poder, y es delegado de la Asamblea Constituyente desde 2017, cuando fue creada por Maduro para redactar una nueva Constitución y arrebatar de forma ilegal los poderes legislativos al Parlamento.
Poco después de la ascensión de su padre a la presidencia de Venezuela, “Nicolasito” fue nombrado jefe del Cuerpo Especial de Inspectores de la Presidencia de la República, un cargo de “reciente creación”. Más tarde le asignaron el cargo de coordinador de la Escuela Nacional de Cine.
Además de los puestos que ostentó en la Administración chavista, su padre le habría regalado varias minas de oro, diamante y coltán en el Arco Minero del Orinoco, al sur del país, para que las administre, aseguró.
En un reportaje publicado por el diario venezolano La Razón sobre la disminución de las reservas de metales en Venezuela desde la llegada de Nicolás Maduro al poder, aparecieron declaraciones del diputado opositor en el exilio, Carlos Paparoni, quien aseguró que “su hijo, Nicolás Maduro Guerra, y Santiago Morón son los encargados de la operación de la venta del oro, intercambio por euros, que terminan en manos de grupos extremistas terroristas”.
Maduro Guerra fue sancionado por el Departamento del Tesoro de EEUU, que en junio de 2019 lo acusó de lucrarse de las minas venezolanas junto a su padre y sancionó por su participación en “actividades de corrupción” y por formar parte de la “inconstitucional Asamblea Nacional Constituyente (ANC), que rige Venezuela con poderes absolutos bajo el control del mandatario”.
Entre los capítulos destacados de la vida política del que podría ser algún día presidente de Venezuela está el viaje que realizó en julio del año pasado a Corea del Norte y gracias al cual recibió el alias de “El Kim Jong-un tropical”.
Durante la visita acudió a los grandes desfiles militares y afirmó: “La lucha del pueblo coreano es justa. Y más que eso, es humana. Y como tal, es nuestra también. Por eso esta visita es histórica, porque nos permite aprender de ustedes, de su modelo de resistencia y de sociedad”.
La última polémica suscitada por el hijo de Maduro se produjo el pasado domingo 21 de junio, fecha de su cumpleaños, cuando presuntamente habría celebrado una gran fiesta en un zona exclusiva mientras el país se mantiene confinado por la pandemia.
El director de Seguridad Ciudadana del municipio El Hatillo, Javier Gorriño, denunció dicha celebración en Twitter y al día siguiente fue arrestado por la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) acusado, según El Mundo, de “fomentar el odio”.
ABC