El 4 de febrero de 1992, día del intento de golpe de Estado perpetrado por Hugo Chávez, fue la fecha que dejó tristeza, confusión y desunión. Esta rebelión, denominada Operación Zamora, rompió con más de 30 años de tradición democrática dentro de las Fuerzas Armadas,
RL / Idaed / Agencias
El 4 de febrero de 1992 unos dos mil 357 jóvenes militares guiados por Chávez, entonces teniente coronel, se alzaron contra el paquete de medidas económicas neoliberales del Fondo Monetario Internacional (FMI) implementadas por el presidente venezolano de la época, Carlos Andrés Pérez. Los participantes pertenecían a 10 batallones de las guarniciones militares de los estados Aragua, Carabobo, Miranda, Zulia y el Distrito Capital. Muchos de los integrantes del grupo formaban parte del Movimiento Bolivariano Revolucionario 200, cuya ideología política estaba basada en el pensamiento de Simón Bolívar.
En Maracaibo, Francisco Arias Cárdenas logró apoderarse de la sede del gobierno regional y toma prisionero al Gobernador del Zulia, Oswaldo Álvarez Paz. En Caracas, Chávez establece su centro de operaciones en la sede del Museo Histórico Militar, ubicado en La Planicie, en inmediaciones del Palacio de Miraflores, mientras que sus fuerzas toman la estación estatal Venezolana de Televisión. Otro grupo se enfrenta a la Guardia Nacional en La Casona, mientras que otros intentaron tomar el Palacio de Miraflores.
El intento por derrocar al gobierno de Pérez y orientar la vida del país por un camino de justicia social falló, y todos los participantes en esta acción fueron llevados a prisión.
La causa fue sobreseída y los militares fueron puestos en libertad dos años después, durante la presidencia de Rafael Caldera.
Chávez, tras ser aprehendido el mismo día de la rebelión, agradeció «a los valientes soldados» del Regimiento de Paracaidistas de Aragua y en la Brigada Blindada de Valencia su valentía en la operación:
«Lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital (…) Nosotros, acá en Caracas, no logramos controlar el poder. Ustedes lo hicieron muy bien por allá, pero ya es tiempo de reflexionar y vendrán nuevas situaciones y el país tiene que enrumbarse definitivamente hacia un destino mejor.
Un hecho que se pudo evitar
El descontento social y de la Fuerza Armada tiene sus raíces en el 18 de febrero de 1983, ese “Viernes Negro” que marca una crisis económica. Esto, llevó al estadillo social del 27 de febrero de 1989, con “El Caracazo”, y concluyó el 4 de febrero de 1992 con una rebelión militar, según los analistas. Sin embargo, este golpe, que tuvo alrededor de cinco horas de duración, pudo haberse evitado, aseguró Ochoa Antich.
“El general comandante del Ejército, Pedro Rangel Roa, recibió la información precisa a las 11:00 am del 3 de febrero de que esa noche iba a haber un golpe. No me informó a mí ni acuarteló a todas las unidades de Venezuela”, mencionó.
El fracaso: Chávez no combatió
Al general dejar en la oscuridad al ministro y acuartelar solo a la guarnición de Caracas, dejó la puerta abierta a los rebeldes. Los entonces tenientes coroneles Hugo Chávez, Francisco Arias Cárdenas, Yoel Acosta, Jesús Urdaneta y Jesús Ortiz encabezaron el movimiento. Fueron seguidos por 14 mayores, 54 capitanes, 67 subtenientes, 65 suboficiales, 101 sargentos de tropa y 2.056 soldados alistados, pertenecientes a las guarniciones militares de los estados Aragua, Carabobo, Miranda, Zulia y el Distrito Federal.
“La razón del fracaso del golpe fue porque Chávez no combatió, se encerró en el Museo Militar. Al no combatir hubo tiempo para que las fuerzas leales a la Constitución pudieran reaccionar, porque inicialmente fuimos sorprendidos”, precisó el general retirado.
Calificó esta acción del fallecido presidente como “un grandísimo error de él y falta de valor”, que permitió “para suerte de los venezolanos”, que se controlara la acción.
“De manera inexplicable, él permitió que sus subalternos combatieran y permaneció sin movilizar sus tropas. Si ataca Miraflores posiblemente lo toma porque no habíamos reaccionado suficientemente”, agregó.
El que se rindiera, no obstante, evitó que la cifra de fallecidos y heridos fuera superior. Según cifras oficiales, ese día se registraron 32 muertos y 95 heridos, aunque otros datos hablan de entre 143 y 300 fallecidos.
Errores de la política: la llegada de un presidente
Aunque el golpe fue derrotado casi de inmediato, quedaron unidades que permanecieron en la insurrección. Esto llevó a que se cometiera un error político que mejoraría la imagen del entonces teniente coronel de 37 años de edad.
“Se pensó que era oportuno que él (Chávez) se dirigiera a las unidades para que se rindiera y mostrara que era derrotado. Lamentablemente, el acto fue muy mal orientado; en lugar de servir para que se rindieran generó un impacto en la opinión pública sumamente negativo, desde el punto político”, señaló.
Esta acción, acompañada del discurso de Rafael Caldera desde el Congreso, en el que desestimó el golpe de Estado, hizo pedazo la legitimidad democrática, de acuerdo con los expertos.
“Caldera le dio una especie de legitimidad moral. Habló de que la crisis económica invalidaba los logros políticos que se había conseguido en ese sentido, por tal razón el 4 de febrero cambio la historia de Venezuela”, indicó Arias.
Arias, Spiritto y Ochoa Antich coincidieron que el 4-F deslegitimó el proceso democrático iniciado con el Pacto de Punto Fijo, firmado el 31 de octubre de 1958. Llevó, además, a la presidencia de la República a Caldera, que otorgó el indulto a Chávez.
No obstante, para Spiritto el error que llevará a Caldera “al juicio de la historia”, es el de haber contribuido a deslegitimar el sistema democrático, que él mismo fundó.
Llegada al poder
Ochoa Antich y Spiritto consideraron que lo que catapultó a Chávez a la presidencia fueron los errores políticos de Acción Democrática y Copei. Estos partidos, que durante más de 30 años alternaron en el Ejecutivo, permitieron que se deslegitimara la democracia y se deteriorara la economía.
Además, estas organizaciones tampoco lograron el consenso para postular un candidato suficientemente aceptable ante la opinión pública de cara a las elecciones presidenciales del 6 de diciembre de 1998.
“Se debilitaron las estructuras democráticas, los partidos políticos no tuvieron la capacidad de reaccionar y permitieron que democráticamente Chávez llegara al poder”, subrayó Ochoa Antich.
Cimientos cubanos
Los analistas coinciden que los cimientos del régimen cubano estuvieron desde el comienzo en los ideales chavistas. Una muestra, indicaron, es que el primer viaje que realizó Chávez al salir de prisión fue a Cuba, el 13 de diciembre de 1994.
“El elemento cubano ha tenido hegemonía en el chavismo desde que aparece Chávez en la escena nacional. Su primer viaje fue a rendirle pleitesía a Fidel Castro”, expresó Spiritto.
Aunque hay quienes alegan que Maduro se alejó del legado de Chávez, los expertos lo niegan. “Maduro es el chavismo encarnado. Lo que vemos hoy, este desastre político, económico y esta destrucción de la democracia es legado directo de Chávez”, enfatizó el politólogo.
Una Fuerza Armada destruida
El panorama para la Fuerza Armada no fue nada alentador. Desde que Chávez asumió la presidencia adquirieron un talante socialista y dejaron de ser institucionalistas. “Eso que llamamos Fuerza Armada no es tal, la institución desapareció al menos desde el 2002. Lo que tenemos hoy no es más que el brazo político del partido.”, resaltó Spiritto.
A su juicio, esta es un Fuerza Armada Nacional Bolivariana, cuyos jefes son Diosdado Cabello y Nicolás Maduro, líderes del PSUV. “Es una Fuerza Amada sin capacidad operativa, sin armamentos, que está presente porque es movilizada políticamente”, dijo.