La promoción y protección de los derechos humanos ha sido una de las mayores preocupaciones para las Naciones Unidas desde 1945, fecha en la cual los países fundadores de la Organización, acordaron impedir que los horrores de la Segunda Guerra Mundial se reproduzcan.
Tres años después, en la Declaración Universal de los Derechos del Humanos, la Asamblea General notifico que el respeto a los derechos humanos y a la dignidad de la persona humana “son los fundamentos para la libertad, justicia y paz en el mundo”.
En 1950 la Asamblea General invitó a todos los Estados miembros y a las organizaciones interesadas a que observaran el 10 de diciembre de cada año como Día de los Derechos Humanos (resolución 423 (V)).
Basándose en principios de libertad e igualdad, la Declaración universal de Derechos Humanos hace especial énfasis en la necesidad de desarrollar un orden de justicia en el ámbito internacional que garantice la plena vigencia de los derechos contemplados en ella.
Desde aquella fecha hasta ahora, la situación mundial ha desmejorado para una gran cantidad de personas, porque en muchas circunstancias los Estados del mundo violan los principios contenidos en ella. Sin embargo, ello no le hace perder vigencia. Por el contrario, constituye una concepción común de los derechos de los que gozamos los seres humanos sin distinción de sexo, raza, cultura, religión, opinión política ni por ninguna otra razón.